El Güejar a debate: ¿seguridad o desarrollo turístico sin control?

- Publicado en Jun 14, 2025
- Sección Región, Lo Mas Reciente, Turismo
La reciente muerte de cuatro turistas en el río Güejar, sumada a incidentes previos, pone en el ojo del huracán la necesidad de una regulación estricta y profesionalización en el destino emergente más importante del Meta, en medio de un llamado a la responsabilidad compartida.
La tragedia que cobró la vida de cuatro turistas el pasado 6 de junio en el río Güejar, mientras practicaban rafting cuando una creciente súbita arrasó con sus balsas, revive el debate sobre el control y la vigilancia de uno de los destinos emergentes más prometedores del Meta.
El Cañón del río Güejar, que atrae a cerca de 35.000 visitantes al año, se ha convertido en un punto crítico donde la belleza natural se mezcla con un riesgo latente, especialmente en temporada de invierno.
Este lamentable suceso no es un hecho aislado. Hace apenas cuatro años, el 20 de junio de 2021, otro turista falleció ahogado en circunstancias similares. Pese a las recomendaciones de las autoridades en épocas de mayor caudal, las muertes continúan, evidenciando una brecha en la aplicación de medidas de seguridad efectivas.
En mayo del 2016, cuando era incipiente la actividad turística, Kubba, del dueto de música urbana Edward y Kubba, falleció también en las aguas de este río cuando grababa un video musical.
Carlos Alberto Duque (Cabeto), reconocido consultor de turismo y conocedor del Meta, enfatizó la urgencia de definir la estacionalidad; del río Güejar.
«Un río como el Güejar debe tener ya definida su estacionalidad. Esto quiere decir que si en la montaña llueve, el río se hace muy susceptible a desastres», explicó a Periódico del Meta. Cabeto sugirió que, al igual que Caño Cristales, «se debe establecer claramente cómo se regula la actividad turística en función de las condiciones climáticas y del afluente, entendiendo las necesidades económicas de quienes dependen del turismo».
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Los guías
El experto también subraya la importancia de la profesionalización de los guías. Según él, la capacidad de carga del Güejar debe estar ligada directamente al profesionalismo de los guías certificados, quienes deberían acumular al menos tres años como coequiperos antes de convertirse en pilotos principales. Esta exigencia se alinea con los estándares de la Federación Internacional de Rafting, que requiere que el guía «debe ser capaz de operar como un miembro de un equipo de Guías y ser experto en técnicas básicas de rescate en aguas bravas; y renovar sus conocimientos cada tres años».
Cabeto lamenta que los instructivos y recomendaciones previas a cada actividad no se tomen con la seriedad que merecen.
«En esto no tiene responsabilidad solo el Instituto de Turismo. En los tres municipios, Lejanías, Mesetas y San Juan de Arama, deben existir los Consejos Consultivos de Turismo, creados por entes privados y prestadores de servicios, se invitan a los alcaldes o sus delegados y se hacen seguimientos detallados a las actividades», puntualizó. Estos consejos son fundamentales para diligenciar el MDT (Monitor de Desarrollo Territorial) del Viceministerio de Turismo, que evalúa la etapa de desarrollo turístico de un destino.
El Cañón del Güejar recibió en agosto de 2024 una reglamentación como escenario turístico, que «significa que las agencias operadoras deben cumplir una normatividad que va a ser regida por las alcaldías de San Juan de Arama y Mesetas, Parque Nacional Natural Sierra La Macarena y la Corporación Ambiental Cormacarena«, como explicó Julio Rueda, ingeniero ambiental de Cormacarena, a Radio Nacional de Colombia.
Sin embargo, los recientes incidentes sugieren que la implementación y el control de esta normativa aún presentan desafíos.
La secretaria de Gobierno de la Gobernación del Meta, Andrea Lizcano, confirmó que la agencia involucrada en la reciente tragedia fue suspendida y se ha iniciado una investigación para esclarecer los hechos. Aunque los resultados de la investigación serán claves, la recurrencia de los accidentes demanda una revisión profunda de las políticas de seguridad y una mayor coordinación entre todos los actores involucrados para garantizar que el Cañón del río Güejar siga siendo un destino emergente, pero sobre todo, undestino seguro.
