En el futuro podría ‘ahogarse’ la doble calzada Villavicencio-Acacías

Una advertencia a la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), hizo Andrés Felipe García, director de Cormacarena, ante el permiso que aprobaron para construir la doble calzada Villavicencio-Acacías. 

El llamado desde la corporación ambiental se basa en que la actual situación crítica del río Guayuriba, rebosó el tramo donde se piensa construir la doble calzada y, de no revisarse los diseños, podría seguir desencadenando más emergencias y perder la inversión que en la obra se haga. 

De acuerdo con el director, “el trazado autorizado en la obra está sobre el agua”, y señala que: “estamos solicitando a la ANLA que revisen esos diseños y evalúen si requieren de alguna autorización para evitar retrasos; además, si se construye la vía tendremos un problema a los pocos meses de inaugurase, porque el río vuelve a recobrar un cauce que ha sido histórico”. 

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Para el director, un resultado que podría arrojar esa revisión, es que sea necesario ajustar  los diseños o, por lo menos, que sea “complementado con obras de mitigación o contención, que eviten este tipo de situaciones”. 

Agrega que: “la Concesionaria Vial de los Llanos, junto con la ANLA y la Agencia Nacional de Infraestructura, deben revisar si el trazado se debe ajustar o si tienen que acopiar, que es lo que yo considero: obras nuevas de protección para atender, por lo menos, el diseño que ya tienen. Nosotros queremos saber cómo se están administrando los recursos, en este caso, del sistema hídrico”, sostuvo García.

La situación de emergencia en los últimos meses ha conllevado a perder cualquier capacidad del río Guayuriba, y es tan crítica, que ha impedido incluso llevar a cabo el trasvase a pesar de que ya está contratado, pero la fuerza del agua pondría en riesgo cualquier acción humana y material que desee hacerse. 

Además, aseguró que en la actualidad, el río Guayuriba produce más de 163 millones de metros cúbicos anuales de sedimentación, donde hay vigentes 32 títulos mineros, de los cuales 7 están localizados en el punto de afectación del río, que cuentan con los instrumentos minero y ambiental aprobados para sus actividades.

“De los más de 4 millones de metros cúbicos concesionados, apenas un millón 23.000 es explotado en el río Guayuriba, lo que significa un problema porque el material se acumula, ocasiona que la dinámica de su cauce sea trenzado y se recueste sobre la margen izquierda o a veces a la derecha”, sostuvo García Céspedes.

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En este sentido, el funcionario también señaló a la Agencia Nacional Minera, para que apruebe a la Corporación, un Plan de Ordenamiento Minero que se formuló desde el año 2020. Lo anterior, con el fin de tener la capacidad de desarrollar las condiciones técnicas y de ingeniería a favor del municipio.

“Llevamos dos años esperando una respuesta; eso es para decirle a los títulos mineros cuál es la forma adecuada de extraer. Hoy los mineros excavan de manera transversal y no longitudinal en la dirección del río, y en esas condiciones lo que está jalando es el río hacia cualquiera de los lados, por eso el llamado es a actualizar esos mecanismos de extracción que están otorgados hace 20 años y que pueden estar obsoletos”, precisó Andrés Felipe García, director de Cormacarena.

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