Herblay jugando golf en el campo y en su vida

Se trata de uno de los pocos profesores de golf que hay en el Meta, sin que haya muchos lugares para entrenar. Dice que el campo de golf es como la vida, existen palos para divertirse que, al lanzar la pelota logran grandes distancias, pero hay palos claves que son los que meten la bola en el hoyo y son los que dan de comer.

Por Melissa Céspedes

Herblay Morales, un hombre de 53 años, entendió desde los 13, en su adolescencia, que su futuro como futbolista profesional no sería realidad, por culpa de una lesión que lo dejó en el hospital por 6 meses. Sin embargo, su perseverancia por salir adelante en el deporte, lo llevó por los caminos que lo condujeron al mundo del golf. Fue un entrenador de golf quien lo incentivó a ser su caddie, es decir, quien recoge las pelotas y está atento del juego del golfista.

Este profesor de golf, a quienes muchos lo conocen por ser uno de los comerciantes de la vereda El Carmen, en Villavicencio, es uno de los pocos instructores que hay en el departamento, una región que no se caracteriza por haber tenido grandes golfistas.

Recuerda que al comienzo no se sentía atraído por el juego, no comprendía las posturas, los ejercicios y los tecnicismos que manejaba su jefe: “No le cogía el ritmo al profe, porque no lograba alzar bien esa bola. Yo me iba detrás del man, con dos bolsas de bolas, en cada una con 150 y vaya usted pierda alguna, ¡Ja, eso era tenaz!”, afirma Morales.

En el club, en Medellín, él observaba a los aprendices y sus entrenadores, anotaba todo en una libreta y al llegar a su casa practicaba en un potrero abandonado, sus manos con heridas por la falta de práctica lo llenaban de fervor a seguir jugando.

Al tiempo que va caminando hacia el campo golf, que él mismo ha diseñado en la vereda El Carmen, cuenta cómo su paso por el Club Campestre de Medellín lo llenaron de curiosidad y pasión por el golf. Conoció al gran Camilo Villegas cuando solo tenía 2 años y entre risas expresa que le tocaba cargarlo mientras su padre jugaba golf.

Sus primeros palos fueron regalados por el entrenador y lo llevaron a jugar torneos nacionales e internacionales: “para salir de Colombia como profesional la competencia era brava, había 200 jugadores y solo quedamos 5 con el carnet, los premios de las competencias eran muy malos. Entonces, yo decía, ‘tengo que salir de acá”.

Su instructor vio potencial en aquel joven e impulsó su carrera fuera del país. Harbley llegó a jugar en Europa Y Sudamérica, recuerda, mientras revisa sus palos de golf y practica sus lanzadas.

Se radicó en Sao Paulo (Brasil), para desplazarse hacia otros países con más facilidad. Durante uno de sus viajes a Colombia conoció a una joven que, luego de varios intentos de conquista y viajes fallidos, logró enamorarla: “yo la conocí en un centro comercial de Bogotá, al tiempo, ella me dijo que se iba para Villavicencio, pero ni siquiera sabía dónde estaba en el mapa, cuando llegué aquí me encontré con los papás y los hermanos, tiempo después me la llevé de viaje y ella ni un beso me dio”, cuenta entre risas pícaras.

Sin beso, de viaje, pero aquella señorita es ahora su esposa, Clara Emilce Quevedo y es padre de 7 hijos.

Actualmente, tiene un punto de hidratación en la vereda El Carmen y sus clientes más frecuentes y quienes conocen su historia lo llaman ‘El Profe’. Ya lleva 20 años en el municipio, ha dictado clases infantiles y para adultos, y aunque, la cultura de los llaneros no es muy entregada a este deporte, asegura que no descansará hasta establecer una escuela de golf en esta parte del país: “yo quiero sacar un profesional en Villavicencio, quiero tener jugadores de elite, así que seguiré trabajando en eso. Hace falta que haya escenarios e implementos, porque hay quienes quieren jugar pero no tienen los recursos”.

Después de 18 años de carrera profesional en el golf, con grandes experiencias, que lo han llevado a recorrer parte del mundo, que puso en su camino una familia que cumplió su sueño como deportista; Herblay afirma que “no tengo cómo devolverle al golf lo que me ha dado a mí”.

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