La ELA: una escuela para el Posconflicto
- Publicado en Nov 21, 2016
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La Escuela de Liderazgo Ambiental (ELA) del AMEN ha impactado positivamente sus territorios, después de un año de haber graduado la primera cohorte de líderes ambientales campesinos se visualiza como de las herramientas más sólidas en la resolución de conflictos, protección del medio ambiente y ordenamiento territorial en la fase del posconflicto en la región.
Hace un año se graduaron como líderes ambientales de la ELA, 20 dirigentes campesinos e indígenas del Meta y Guaviare que viven en los diferentes municipios que conforman el Área de Manejo Especial de la Macarena (AMEN), los cuales trabajan mancomunadamente fortaleciendo sus comunidades en pro de la protección, conservación y manejo sostenible de los recursos naturales.
Este modelo de liderazgo único en Colombia fue tomado del Parque Nacional Sumaco Napo-Galeras en Ecuador, un área protegida con características similares al AMEN. Ésta última tiene una extensión de 29,837 km2 y cubre 15 municipios del Meta, es decir, el 35% del departamento. Una pequeña parte está en jurisdicción del municipio de San José del Guaviare.
Este territorio conformado por cuatro grandes parques naturales Sumapaz, Tinigua, Picachos, y La Macarena se ha caracterizado por una alta debilidad del Estado, y una fuerte presencia de las Farc. La concentración de la propiedad, y el no uso sostenible de los recursos naturales son algunas de sus problemáticas. Así, en aras de aportar a un proceso de ordenamiento participativo en este olvidado territorio nació en el 2013 el proyecto Sermacarena, que dio vida a la ELA, liderado por la Agencia de Cooperación Alemana, GIZ, siglas en alemán, y que finalizó en el 2015.
El objetivo de la cohorte de egresados era aportar a la paz bajo un ordenamiento ambiental y territorial participativo con apoyo y formación de las entidades del Comité Técnico de la ELA conformado por la Gobernación del Meta, Cormacarena, Cordepaz, lGIZ, Corpoamem, Agrogüejar, Resguardo Villa Lucia, Ministerio de Cultura y Parques Nacionales Naturales (PNN) – Dirección Territorial Orinoquia.
A mediados de septiembre del año en curso se realizó un encuentro con los egresados y delegados de las diferentes instituciones involucradas. Las conclusiones fueron positivas, el rol de los líderes en los procesos de alistamiento, implementación de acuerdos, y construcción de paz son significativos teniendo en cuenta el balance de las potencialidades adquiridas.
Lo anterior significa que los egresados de la ELA – AMEM son un gran aporte para la fase del posconflicto, demostrando que las acciones de su liderazgo han impactado positivamente en la comunidad de 108 veredas en el Meta, y 54 en Guaviare, al igual que en dos resguardos indígenas. Los municipios en los que han logrado liderar son: San José, Calamar, Dorado, Puerto Rico, Vistahermosa, Macarena, San Juan de Arama, Puerto Lleras, y Mesetas.
“Ellos han contribuido al empoderamiento, y la concientización de la población, así como a la generación de confianza y articulación con las instituciones, todo ello en la perspectiva de que se tomen las mejores decisiones sobre el territorio”, así específica el documento de conclusiones de dicho encuentro.
Los líderes ambientales han hecho un trabajo de educación en sus comunidades a través de las Juntas de Acción Comunal, y han gestionado de manera adecuada recursos para mejorar sus acueductos veredales, e incluso dos jóvenes de Vistahermosa en vínculo con la Unillanos transmitieron sus experiencias y conocimientos a otros dirigentes en Yopal, Puerto Carreño y Arauca.
Otros egresados crearon un programa radial en San Juan de Arama para difundir los conocimientos adquiridos en la emisora comunitaria, y algunos ya son parte de la clase dirigente en concejos municipales de sus municipios.
Marcela Bolívar, quien fue la coordinadora logística de la ELA, anotó que “el mayor aporte de la escuela al territorio es la capacidad de empoderamiento de los líderes en defensa de su territorio. Ellos han logrado incidir desde lo local en la conservación de los recursos naturales, pero también en la planeación de acciones que tienen que ver en general con todo el territorio, por ejemplo, planes de desarrollo municipal, planes de manejo ambiental, y caracterizaciones”.
Entre los grandes logros está el rescate del “Sendero Ecológico por la Paz como resultado de un proceso de facilitación de diálogo y concertación entre comunidades e instituciones para la protección del medioambiente. Gracias al Plan Integra de Manejo Ambiental (PIMA) Macarena Norte que permite la actividad turística de manera controlada, recientemente se llegó a un pre-acuerdo entre PNN, ELA y Gobernación para convertir la antigua trocha ganadera, que había sido construida por las FARC y la comunidad en un sendero ecológico”, así reza el documento de conclusiones del encuentro.
En la Macarena se inició una especie de proceso de Verdad, Perdón y Reconciliación que se construyó a partir de un proceso de generación de confianza entre la población y las instituciones, específicamente en la relación Ejército Nacional-Comunidad, los líderes dieron un paso adelante en la relación entre comunidades y soldados aprovechando el cese al fuego y los beneficios del Acuerdo de Paz. Los militares ahora en la Macarena ayudan a la comunidad en algunas obras comunales, vías terciarias, puentes, y arreglo de escuelas.
Según Javier Moncayo, quien fue el coordinador del Proyecto Sermacarena, “los líderes conocen la legislación del territorio. Entienden los instrumentos de planificación, saben presentar proyectos referentes a la protección de su entorno a instituciones del Estado, y corporaciones ambientales. Están capacitados para organizar reuniones con sus comunidades y transformar conflictos. Comprendieron temas como el cambio climático, y ordenamiento territorial en su vereda”, explicó.
Andrés Home, Coordinador del Componente de Construcción de Paz con enfoque territorial en el programa Propaz de GIZ, anunció que hay un alto interés, especialmente el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz de aprovechar la experiencia de los egresados en el ámbito del posconflicto. El documento de conclusiones del encuentro de líderes lo confirma: “ellos están ubicados en municipios donde habrá zonas veredales de transición y normalización, y sus áreas de influencia tienen características que hacen prever que luego del post-acuerdo se intensifique la conflictividad por ser zonas donde hay explotación petrolera o proyección de ella, ganadería extensiva, cultivos de coca, y áreas protegidas ambientalmente donde habitan familias y colonos”.
La segunda cohorte que se pensaría para el próximo año, depende del espíritu de interés tanto de graduandos como instituciones.
LA EXPERIENCIA DESDE EL TERRENO
Los líderes de la ELA saben que sus conocimientos son la herramienta que les ayudará a manejar los retos del posconflicto, y se sienten preparados para ello, comprenden que la verdadera paz empieza en sus territorios con el respeto a los recursos naturales, incluyendo el hombre.
Fabio Lozano, es un líder campesino de 38 años, que como víctima de desplazamiento forzado se ha empoderado para trabajar desde la Junta de Acción Comunal de San Lucas, su vereda. “Temas como transformación de conflictos, y el cambio climático, son de gran importancia para cuidar el medio ambiente del AMEN, donde hay mucha biodiversidad, para ello hemos realizado talleres de articulación con la comunidad”, expresó el Líder.
Lozano agradece a la ELA, porque dice han aprendido como comunidad a articularse con las alcaldías, concejos y la Gobernación. Es miembro activo de la Mesa Hídrica de Vistahermosa desde donde defiende el agua de su territorio ante las grandes empresas de monocultivos e hidrocarburos con la convicción de que “de ese elemento depende el bienestar de las nuevas generaciones”.
Yecnid Patricia Rocha tiene 24 años, es madre soltera, y hace parte de los ocho millones de víctimas que existe en el país. Es una joven líder campesina criada en la vereda La Paz de Puerto Lleras. Una hora dura el recorrido desde su finca hasta la cabecera municipal. La vía de acceso es una trocha llena de obstáculos que va hasta la orilla del Ariari, rio que debe cruzar en canoa para entrar al casco urbano de su municipio. Este fue parte de su largo camino hasta Villavicencio donde recibió las clases para graduarse como líder ambiental de la ELA.
Aprovechó cada clase al máximo, y sus esfuerzos dieron fruto. Gracias a los conocimientos adquiridos pudo obtener una de las 400 becas para el programa “Formador de Formadores”, una iniciativa del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural en alianza con la Fundación Centro Interactivo de la Ciencia y Tecnología del Sector Agropecuario (Fundapanaca), y el apoyo de la Unión Europea.
Yecnid ahora se encuentra en una formación de seis meses en Panaca (Quimbaya-Quindío) y la idea es regresar a su comunidad para aplicar lo aprendido. “Estoy realizando un técnico práctico agropecuario que busca fomentar las buenas prácticas en temas pecuarios, producción de alimentos, granjas rurales (producir mucho en espacios limitados), contrarrestar el fenómeno de la ganadería extensiva (que se pueden equilibrar con sistemas de pastoreo), y crear ecologías campesinas más consistentes y saludables”, explicó.
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