Llaneros en ‘mundial de circo’
- Publicado en Feb 08, 2019
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Robinson y Carlos Valencia, conocidos en el mundo artístico como ‘The Flayers Valencia’, son dos hermanos que nacieron para ser artistas. Uno de ellos hace parte del Circo del Sol.
Sus padres, Diego y Martha son artistas circenses, propietarios del Orlan Circus, y desde niños fue el hogar de Robinson y Carlos. Su niñez la vivieron en la carpa de circo, entre luces y funciones. Crecieron rodeados de malabaristas, trapecistas, lanzadores de puñales y unos pequeños payasitos, por lo que sabían que su vida giraría en torno a la función circense. A los 12 años iniciaron juntos, como hermanos, su rol de artistas.
“Jugábamos en el circo. Allí estaban las estructuras, las ruedas, los trapecios, entonces mi hermano jugaba mucho en los actos y poco a poco nos fue gustando más y más. A los 14 años lo tomamos más en serio, y empezamos a ensayar para presentar un acto en el show del Orlan Circus”, recuerda Robinson.
Aunque el amor por el espectáculo, el arte de entretener y la disciplina que los ha caracterizado siempre, los mantiene unidos, los retos que han tenido que asumir han llegado por separado. A los 18 años Robinson entró a ser parte del Circo del Sol, uno de los espectáculos más aclamados del mundo.
“Estaban en búsqueda de un chico joven que hiciera el acto de la muerte, y a nivel nacional ya teníamos un reconocimiento, en el acto de la rueda, entonces una persona lo recomendó y quien estaba en búsqueda del mismo fue a ver el show en el circo de la familia y así fue como empezó todo. Tenía apenas 18 cuando entré al Cirque du Soleil. Ahí llevo siete años”, recuerda el joven artista.
Y agrega que “es muy difícil entrar a trabajar al Circo del Sol, es otro sistema, otro nivel artístico. Al principio fue muy difícil, tuve que aprender muchas cosas, enfocarme y practicar la puesta en escena, el vestuario y el maquillaje. Esa fue la primera vez que salí del país, por lo que fue difícil para mí”.
Carlos salió del circo de su familia a los 19 años, se fue a trabajar a Europa en la rueda de la muerte y a presentar su show en diferentes compañías de circos.
“He trabajado en Australia y Bélgica con muchas compañías de circo de Canadá. Allí, he aprendido muchas cosas que hemos adaptado a nuestro circo, y nos ha ido muy bien. También lo hemos hecho en nuestra área de entrenamientos, que compartimos con nuestros primos, a quienes entrenamos”, dice Roberto.
Los hermanos Valencia han estado separados por algunos años, recorriendo Europa y cumpliendo sus sueños por separado, con diferentes compañías de circo, pero la ganas de consolidar su nombre y el amor que sienten por su familia y la vida del circo, los han llevado a representar a Colombia en el Festival Internacional del Circ Elefant d’Or, uno de los festivales de circos más importantes del mundo, que se cumplirá en Gerona España del 14 al 20 de febrero próximos.
El show, por el que fueron incluidos en el Festival, se desarrolla en una rueda a nueve metros de altura. En su centro hay un eje que les permite a ‘The Flayers Valencia’ girar 360 grados sobre su propio eje. Allí, los llaneros juegan con la gravedad y hacen acrobacias.
“Hace dos meses uno de los actos informó que no se presentaría, entonces los organizadores iniciaron la búsqueda de un acto fuerte para reemplazarlo, y justo nosotros estábamos promoviendo el nuestro, lo vieron y les gustó, por eso nos invitaron a participar”, revelaron.
Los llaneros, no solo están emocionados de poder participar en un evento tan importe, sino de hacerlo como hermanos.
“Este es nuestro primer viaje juntos porque hemos estado trabajando independiente y ahora es como un sueño hecho realidad, porque siempre hemos tenido ese sueño de trabajar juntos, tener nuestro nombre del acto y darnos a conocer en el mundo circense en Europa. Y ahora esta es nuestra oportunidad, y vamos a darlo todo en el festival”, recalcan los hermanos Valencia.
Los artistas desean ganar el Festival Internacional del Circ Elefant d’Or, evento en el que participarán 30 artistas y más de 60 países, por lo que entrenan dos horas diarias durante toda la semana. Su exigencia es tal, que han dejado de lado el fútbol, una pasión que también los seduce.
“Mis papás están muy felices de que podamos asistir al Festival. Es una oportunidad muy grande para nosotros a nivel artístico y para mi familia también es un orgullo que hayamos llegado hasta ese festival y podamos representar tanto a nuestro país como a ellos. Nos están apoyando mucho en nuestros ensayos, nos aconsejan, dicen que hagamos las cosas seguras. Sino ganamos nos sentiríamos felices de poder participar en ese festival, uno de los más importantes en Europa y porque sería el primer contrato juntos fuera del país”, comentaron.
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