viernes, 19 de abril de 2024
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Los recuerdos de un ‘llanero solitario’


RP
Redacción PDM

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Ricardo Ovalle, uno de los ciclistas de la región más sobresalientes de la época del dorado habla sobre las carreras de antaño. 

Ricardo Ovalle Romero no tenía nada qué envidiarles a Miguel Samacá, Martín ‘Cochise’ Rodríguez, ‘Pajarito’ Buitrago, Jorge Luque y los demás ciclistas con los que luchaba sus triunfos codo a codo por las carreteras colombianas, por allá en los cincuenta y sesenta. Bueno, tal vez una: patrocinadores.

Para convertirse en ciclista, paradójicamente primero fue futbolista. Desde que estaba en el colegio, su disciplina para entrenar con el equipo donde jugaba lo obligó a adquirir una cicla para recorrer la distancia desde su casa hasta la cancha y no llegar tarde a las prácticas. Sin embargo él y sus compañeros no tardaron en descubrir que así como era un buen defensa central, también tenía la capacidad para ser corredor.

“Cuando no había campeonatos de fútbol nos íbamos a recorrer Soacha o los municipios vecinos en bicicleta. El equipo me motivó a participar más en ciclismo”, recuerda Ovalle.

Pero a pesar de sus condiciones innatas para el ciclismo, ‘El llanero solitario’ como fue bautizado en una Vuelta a Colombia por el legendario narrador Carlos Arturo Rueda C., la falta de patrocinios lo privaron de participar en los primeros campeonatos nacionales de ciclismo y vueltas a Colombia para las cuales clasificó. Es más, al no encontrar quién lo ayudará, estuvo a punto de abandonar el deporte de manera competitiva.

A cambio de su participación en esas competencias, para las que entrenaba sin falta todos los días, le tocó resignarse varias veces a trabajar en la reparación de maquinaria pesada con su padre, con quien había llegado a Villavicencio a mediados de los cincuenta.

“Era tal vez la Vuelta a Colombia de 1958. Había hecho unos chequeos (pruebas de clasificación) muy buenos, de verdad quería ir porque no todos clasificaban para una carrerea de ese nivel, al lado de los grandes. Pero no encontré a nadie quien me apoyara. Ese golpe fue duro y quise retirarme, estaba frustrado”, dice el veterano ciclista.

Sin embargo, su padre, quien lo obligaba a trabajar en los talleres de maquinaria pesada, el que lo motivó para seguir entrenando y no desfallecer, eso sí, sin que le dejara de apoyar con la reparación de  motores todos los días desde las siete de la mañana.

Casi un año después la historia se repetiría. Con unos excelentes tiempos, se clasificó a los Campeonatos Nacionales de Ruta de Pereira pero curiosamente su papá, quien lo había convencido de no abandonar los entrenamientos, lo obligó a que los mismos días de la competencia en Risaralda deberían estar reparando maquinaria arrocera en Puerto López y él debía ayudarlo. 

Esta vez fue la falta de respaldo familiar la que lo obligó a marginarse otra vez de una prueba grande del ciclismo.

En competencia

Años después, a comienzos de la década de los sesenta, en los Campeonatos Nacionales de Ciclismo en Pasto, el desquite vendría y por fin asistió a una gran competencia.

Los patrocinios empezaron a ser más frecuentes y fue en 1962 cuando por fin pudo asistir a su primera Vuelta a Colombia, gracias a la empresa Cauchosol, quien aportó dinero para su manutención y el taller de reparación necesario. Terminó de 24 en la clasificación general, aunque alcanzó a ser quinto, pero por un enredo de ‘Cochise’ Rodríguez a él se le daño la bicicleta y perdió tiempo a tal punto que estuvo a punto de retirase. Su técnico y el equipo se habían emborrachado la noche anterior y los mecánicos no reaccionaron a tiempo.

“Aquí uno entrenaba, hacía buenos tiempos de clasificación, ganaba clásicas, pero nadie creía en uno, no había patrocinio o no tenía equipo. Siempre me decían que pedía mucho. Incluso una vez al gobernador del Meta, Daniel Arango, gestionó con la Lotería de la Cruz Roja mi patrocinio. Casi que no, pero al menos una parte se logró”,  sostiene Ricardo.

Y fue precisamente para 1964, en la Vuelta a Colombia de aquel año, que ‘El llanero solitario’ apareció para ganarse una durísima etapa entre Socorro (Santander) y Tunja; era la primera vez que un ciclista corriendo por el Meta se ganaba una etapa en la principal competencia nacional. Ese mismo año se fue a la Vuelta de México en donde quedó de quinto.

Al final, para 1972, cuando se retiró de su carrera competitiva había corrido cinco Vueltas a Colombia en las que en tres de ellas clasificó entre los diez primeros, triunfó en aquella etapa Socorro – Tunja y participó en el giro mejicano, además de los campeonatos de ciclismo y tener el orgullo de estar en carretera al lado de los ciclistas de la época dorada, como Ramón Hoyos en su última vuelta.

“Fui amigo de ‘Cochise’, quien era un recochero de primera. Gran persona. Nos recogía en el carro a recorrer Medellín. Con él conformamos el equipo que fue a la Vuelta de México. Ramón Hoyos nos daba consejos para entrenar y para las competencias. Eran años de mucha camaradería”, dice con nostalgia Ricardo Ovalle.    

El retiro

Pero dejar de competir no significó alejarse del ciclismo, por el contrario, luego fue llamado como técnico de varios equipos en los que ganó Vueltas de la Juventud, de Martinica, entre otras.

“Gilberto Gómez Reyes, director regional de Coldeportes, me llamó para dirigir el equipo. Me puse a prueba seis meses para ver si me acomodaba a esa nueva faceta, y poco a poco me acostumbré. Luego me llamaron de equipos de Boyacá; dirigí el equipo Pony Malta y otros. Ahí me di cuenta que hay muchos Nairo Quintana que no han recibido apoyo”, asegura.

Hoy, cuando la otra semana se vuelven a correr los Campeonatos Nacionales de Ruta en el Meta, recuerda su participación de aquellos años.

“Los ciclistas modernos tienen desde nutricionista, hasta psicólogos en sus equipos. No es suficiente tener mecánicos, además porque la tecnología ha avanzado mucho, lo que mejora la capacidad de los deportistas, para bien del deporte”, afirma.

Su vida se la gana gracias a su taller de mecánica en el barrio La Esperanza. Sale a entrenar tres veces por semana y a pesar de sus casi 80 años se mantiene con buena salud y sin dudarlo dice que es gracias al deporte.


RP
Redacción PDM

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