Ministro con la ‘olla raspada’
- Publicado en Oct 17, 2017
- Sección Villavicencio
El nuevo ministro de Agricultura llega en una posición en la que tiene poco margen de maniobrabilidad. Si llega a salir avante habrá demostrado su carácter gerencial y de administrador.
El Presidente de la República, Juan Manuel Santos, posesionó el pasado lunes al nuevo Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Guillermo Zuluaga Cardona, quien según él, desempeñará un papel clave en el progreso del campo colombiano en la etapa de posconflicto.
Para el Meta, se trata del segundo ministro que llega a un gabinete presidencial, luego de que en la época de los sesenta se ocupara de la cartera de Educación el abogado villavicense, Daniel Arango Jaramillo, durante el gobierno de Guillermo León Valencia, quien lo nombró el primero de septiembre de 1965. En aquella época los peores escollos tenían que ver con los altos índices de analfabetismo en la población colombiana que superaban el 30 por ciento y el problema de la baja participación en la escolaridad en el sector rural.
Hoy, los retos que asumirá el nuevo ministro de Agricultura precisamente tienen que ver con la población rural. Zuluaga Cardona tendrá que enfrentar su primer reto estos primeros días, tratando de conjurar un nuevo paro de campesinos reunidos en Dignidad Agropecuaria, debido a la crisis por lo que ellos llaman el incumplimiento del Gobierno y por lo que dijo el exministro, Aurelio Iragorri, sobre que no había más plata para apoyar a los arroceros.
“Si el paro es para hablar conmigo no habría necesidad de hacer paro porque estoy totalmente dispuesto a reunirme con ellos para buscar alternativas. Ellos tienen su derecho a la protesta y lo respeto, pero ojalá podamos evitarle traumatismos al país”, dijo el lunes al término del acto de posesión en Uribe el nuevo jefe de la cartera de agro.
Sin embargo la solución pasa por más que eso e Iragorri tenía razón. El jefe de la cartera de Agricultura recibe un ministerio efectivamente sin dinero, debido al recorte presupuestal producto de la Reforma Tributaria y que significó casi el 41 por ciento en los gastos para proyectos y cumplir los compromisos que ya había adquirido en el anterior paro campesino. Y parte de la ‘mermelada’, o como lo llama el gobierno “‘proyectos de inversión para las regiones”, también se redujo de manera drástica por cuenta de la misma Reforma Tributaria.
Desde el año pasado el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, había advertido la crítica situación que iba a vivir el campo con los recortes que sufriría el Ministerio de Agricultura, justo en el año en que era necesario poner en marcha en los territorios los acuerdos con las Farc, los cuales pasan en gran parte por la inversión en el campo.
“Vemos con preocupación estos recortes radicales que contribuyen a profundizar y agravar las dificultades presupuestales e institucionales del sector agropecuario para encarar sus principales desafíos”, señaló hace un año a la Revista Semana antes de ser aprobada la Reforma.
Las cifras nunca han sido alentadoras para un Ministerio que ha sido mirado con desdén cuando de hacer recortes se trata: Para el 2015 el presupuesto general de la cartera de agricultura fue de 3,3 billones de pesos; para el 2016 llegó a 2,5 billones y para este año 2017 se bajó a 1,6 billones.
Tal vez por eso el ministro llanero se adelantó a decir el lunes: “Aquí ya no hay tiempo de creatividad, en este tiempo que falta de mandato, lo que resta es cumplir los planes que ya está en ejecución y echar a andar programas como las Zomac”.
La estrategia es clara: ante la falta de recursos del Gobierno Nacional, busca la manera de que la inversión privada sea la que impulse el agro en zonas que sufrieron el rigor de la guerra y que al tiempo tienen altos índices de pobreza.
Mediante las Zonas Más Afectadas por el Conflicto (Zomac), creadas con el primer decreto firmado por Zuluaga el lunes, se buscan beneficios tributarios especiales a las pequeñas y medianas empresas que se asienten en esos municipios.
Eudoro Álvarez, dirigente de Dignidad Agropecuaria, es bastante escéptico a creer que con el cambio del ministro algo mejore para el campo, y menos con la poca experiencia en temas de agro que tiene Zuluaga.
“Zuluaga Encuentra que el programa bandera de su antecesor, “Colombia siembra”, hace agua por todas partes y la mayoría de los productos de importancia en la alimentación nacional que subsisten, se hallan en tal estado que ya desde muchos sectores de la producción y la opinión se comienza a hablar de “Colombia quiebra”. Y no es para menos: el maíz, el arroz, el algodón, la leche, el cacao, la papa, la cebolla, el plátano, la piña, el fríjol, la yuca, la caña panelera y hasta el ñame, tienen graves dificultades y cultivos tradicionalmente consentidos como la palma aceitera y la caña de azúcar, sienten que la amenaza del libre comercio los tiene en la mira”, sentencia el dirigente (ver columna).
Para Álvarez, es como cuando un músico llega a una orquesta en donde debe sentarse a ejecutar una partitura ya escrita y la que el director no está dispuesto a cambiar.
Obviamente Zuluaga es más optimista y sostuvo: “Esto es un reto enorme como persona, llanero y profesional. Es demostrarle a la capital que en la provincia estamos totalmente formados y en capacidad parta sumir estos retos. La acción del Estado es contundente y va a haber una inversión en materia de vías terciarias en un gran esfuerzo”.
También la Gobernadora del Meta, Marcela Amaya, se mostró positiva y cree que el nombramiento de un llanero en esa cartera, podrá ayudarle a impulsar los proyectos que tiene en su Plan de Desarrollo, en especial para pequeños y medianos productores. Sin embargo ella misma había dicho, por ejemplo en el Foro de la Altillanura, el pasado22 de septiembre, que la inversión en esta zona “no daba más espera”.
Sin embargo también tendrá que enfrentar la implementación de la Ley Zidres, que para algunos es la piedra angular del futuro en el campo y para otros la posibilidad para que siga habiendo brechas de pobreza en el agro.
Con todo, lo que le queda a Juan Guillermo Zuluaga es demostrar en menos de un año en el Ministerio que tiene los suficientes dotes para administrar sin recursos y que puede conciliar con los campesinos en medio de una crisis agropecuaria que tiende a ser más larga.
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