Mujeres en la ciencia | Editorial

Aunque Colombia pasó anualmente de graduar en carreras universitarias en el 2001 a 80.000 mujeres, a más de 258.000 en el 2017, aún hay una brecha de la que pocas veces se habla pero que sigue aumentando, en materia de educación para ellas.

De acuerdo a un estudio de la Universidad Javeriana, en promedio, solo 38% de quienes se gradúan en carreras de ciencia, ingeniería, tecnología y matemáticas (STEM), son mujeres y, lo que es peor, en las últimas dos décadas no ha aumentado esta proporción.

Quienes analizan las estadísticas han alertado porque en Colombia tenemos una amplia brecha entre hombres y mujeres en matemáticas desde el colegio, lo que impide a las niñas y mujeres con potencial a aspirar a carreras STEM y a graduarse de estas áreas. “Esta realidad sigue igual desde hace 20 años, ya que en todo este tiempo no ha aumentado la proporción de mujeres graduadas de estas carreras”, enfatizaron.

En el Meta, entre 2001 y 2018 se habían graduado 4.961 mujeres en carreras STEM, mucho menos que departamentos como Huila, Tolima o Cauca. A esto se suma que las opciones de carreras científicas tampoco son abundantes en la región.

A pesar de que ya son reconocidas las mujeres colombianas que se destacan en la ciencia, como Adriana Ocampo y Diana Trujillo, que lideran dos de los más importantes proyectos de la NASA y Nubia Muñoz, quien tiene avances en la investigación de cáncer de cuello uterino, en el país estamos muy lejos de lograr que más jovencitas ingresen a las carreras de ciencia y tecnología. De hecho, solo 2.5 de cada 10 estudiantes se interesan por las carreras STEM.

El pasado 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un día que, de acuerdo a Naciones Unidas, pretende conectar a la comunidad internacional con las mujeres y las niñas en la ciencia, “reforzando los lazos entre la ciencia, la política y la sociedad para buscar estrategias orientadas a mejorar el futuro de estas”.

Sin embargo, este día también pasó inadvertido, como inadvertidas pasan cientos de niñas que desde las aulas escolares y los hogares no descubren sus potenciales ni reciben la orientación necesaria.

En medio de la indignación que despiertan las brechas de género en otros campos como el empleo o los salarios, el activismo, los gobiernos y la sociedad en general deberíamos prestar atención a este tipo de diferencias, ya que se requieren acciones conjuntas para motivar desde la niñez a las mujeres que van a reemplazar a las actuales científicas.