Opinión | Pasados derrumbados

José Abelardo Díaz Jaramillo, Doctor en Historia

En su célebre conferencia en la Sorbona de Paris, impartida el 11 de marzo de 1882, el intelectual francés, Ernest Renan, disertó sobre un asunto público que suscitaba un hondo interés en ese entonces: la nación. ¿Qué es una nación?, se pregunta el pensador galo, afirmando que su existencia depende de que todos los individuos que aspiran a conformarla posean cosas afines y que, agrega enseguida, esos mismos individuos olviden parte de su pasado, en función de “continuar la vida común”. En otras palabras, Renan reconoce una conexión entre la idea de nación y la de un olvido intencional de ciertos sucesos históricos que pueden suscitar discordias internas.

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Evoco, sumariamente, las ideas de Renan, a propósito de un hecho registrado en los últimos días en Colombia, en el marco de las jornadas de protesta social, y que, a mi juicio, va en contravía del llamado que hacía el pensador francés. Me refiero a los derrumbamientos de las esculturas de Sebastián de Belalcázar en Cali, de Gilberto Alzate Avendaño en Manizales, de Antonio Nariño en Pasto, entre otras. ¿Cómo interpretar un comportamiento social de esa naturaleza? ¿Qué señales podemos advertir allí?

Partiendo de la premisa de que quisa es más oportuno analizar antes que juzgar, considero que la intervención violenta de esos símbolos (monumentos, bustos) tiene que ver con asuntos de no poca monta que la sociedad debe comprender con urgencia. Por ejemplo, indica que hay una incomodidad -discordias- con la forma clásica de representar el pasado de Colombia, asociada generalmente a individuos masculinos identificados con valores arcaicos (rudeza, linajes, tradición) y con prácticas de fuerza que representaron, en no pocos casos, sometimientos y humillaciones. Símbolos que recrean visiones que han marginado a otros sectores sociales de los relatos históricos (indígenas, afros, campesinos) y que, a ojos de muchos, sirven para legitimar un orden social que se cuestiona con vehemencia, al ser concebido como injusto y excluyente.

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