Orinoquia, agua y alimentos

A propósito del cierre de la COP16, hacemos un análisis sobre el potencial de los Llanos a la luz de la biodiversidad.

La frontera agrícola de la Orinoquia es de 14,8 millones de hectáreas, de las cuales están sembradas casi un millón, ahora, se necesita una estrategia concertada con el Gobierno Nacional con inversión, seguridad jurídica y planeación en torno al agua.

Por Jhon Moreno

Aunque en la Orinoquia se tienen varios de los principales cultivos agrícolas sembrados como el arroz, la palma de aceite, el maíz y la soya, pocas veces se da a conocer, en números reales, el potencial de esta región para Colombia y el resto del mundo.

Esta semana Prorinoquia, agremiación que reúne a 28 de las más grandes empresas de la región, dio a conocer un consolidado en cifras de todo lo que en materia agroindustrial tiene y pueden dar los Llanos Orientales en el futuro económico del país.

Se trata de ir más allá de la cifra de las más de 14,8 millones de hectáreas (ha) de frontera agrícola que tiene la Orinoquia y que siempre sale a colación, para subir al siguiente nivel y poner en plata blanca realmente qué puede ofrecer la región en un mundo que pide alimentos, agua y sostenibilidad.

En 2023, la Orinoquia estableció un área sembrada de cultivos agrícolas de 995.153 ha, lo que representa el 6,7% de esa frontera agrícola y 18% del área sembrada en país. Puerto Gaitán es el municipio con mayor área sembrada: 121.731 ha, seguido por Puerto López (74.236 ha) y Maní, en Casanare, con 52.211 ha.

Si hay una región que no ha abandonado el campo es esta: la participación del sector agricultura, ganadería, silvicultura y pesca pasó de 6% en 2014 a 18% en 2023.

“Esta participación supera al sector comercial desde al año 2020”, apunta el informe de Prorinoquia.

Medidos en toneladas, tres de los principales municipios de producción agrícola son del Meta, dos de Casanare y uno de Arauca, así: Puerto López (909.159 t), Tame (623.057 t), Puerto Gaitán (429.258 t), Fuentedeoro (410.467 t), Maní (242.394 t) y Paz de Ariporo (228.479 t).

Sin embargo, a la luz de la COP16, ya no es suficiente producir en cantidades, sino ser sostenibles en las actividades del campo, protegiendo la biodiversidad. Por eso, la planeación agrícola en torno al agua, será fundamental para la Orinoquia en los siguientes años.

Lea también: Puente del río Meta sigue a la espera por falta de recursos

Felipe Fonseca Fino, director de Misión Orinoquia, y exdirector de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), explicó a Periódico del Meta que el ordenamiento en torno al agua es un principio de la planificación territorial, especialmente en los Llanos Orientales, que cuenta con una riqueza y variedad de ecosistemas naturales como las sabanas inundables y morichales

“La planificación rural enfocada en la protección del agua podría transformar significativamente el potencial agropecuario de la Orinoquia, impulsando una agricultura sostenible y regenerativa. Al priorizar el cuidado de fuentes hídricas, se garantiza el acceso constante y de calidad al agua, esencial para la productividad y la competitividad de los cultivos en una región con estaciones climáticas marcadas. El comportamiento monomodal de la lluvia es la principal característica. Esto no solo optimiza la eficiencia en el uso del agua, sino que también preservaría los ecosistemas locales, reduciendo la vulnerabilidad de los sistemas de producción frente a eventos climáticos extremos. Cada vez más las empresas agropecuarias adoptan prácticas de reciclaje y disposición de aguas tratadas”, dijo el experto.

Justamente, la mayor producción agrícola fue de arroz 1’832.480 toneladas, señalado de ser uno de los cultivos que más agua consume, al ser semiacuático.

Y lo que tiene para ofrecer la Orinoquia es más comida. Esta región aportó entre enero-abril de 2024 el 29% del abastecimiento de granos y cereales, tubérculos, raíces y plátanos, y frutas que ingresaron a las centrales mayoristas de Bogotá, lo que dimensiona en parte la cantidad de alimentos que se producen.

Por todo esto es que es importante “generar oportunidades de desarrollo a través de prácticas agropecuarias alineadas con el respeto por el entorno natural y los recursos locales, lo que elevaría el valor de los productos agrícolas de la región en mercados sostenibles nacionales e internacionales”, dijo Fonseca Fino.