miércoles, 8 de mayo de 2024
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Pedro, el guerrero de los ríos llaneros


Pedro, el guerrero de los ríos llaneros 1
RP
Redacción PDM

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Uno de los pescadores más reconocidos del Manacacías y el Meta cuenta algunos de sus secretos para tener buenas faenas, ahora que los pescados escasean.

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Pedro hoy se dedica especialmente al turismo en canoa, aunque sigue pescando.

Los finales de este primer mes del año no pasan inadvertidos para Pedro Antonio Guerrero. Por un lado, el pasado 24 de enero cumplió sus 75 años de edad, casi todos dedicados a la pesca artesanal; y por el otro, miles de profesionales del anzuelo como él, hoy 26 de enero, celebran el Día Mundial del Pescador.

Él mismo no se puede imaginar haberse dedicado a otra cosa sino a buscar peces en los ríos y, contrario a Santiago, el del ‘Viejo y el Mar’ de Ernest Hemingway, Pedro sí ha tenido muy buena suerte cuando se adentra corrientes arriba.

De hecho, tiene el honor de ostentar ser el primer campeón del Festival de la Cachama en Puerto Gaitán, y eso no es cualquier cosa: “pero no crea, pescar es como jugarse la lotería todos los días porque le puede pegar o no. Yo he hecho noches de pescas de dos millones de pesos, pero también a veces duro dos meses sin nada”, afirma.

De 12 años aprendí a pescar con anzuelo, que era como se pescaba antes. Más tarde fue cuando ya se popularizaron las redes. Cuando gané el Festival de la Cachama, tenía como 27 años, mi pescado pesaba como 20 libras; el premio fue una garrafa de aguardiente, pero ya después pagaban en efectivo y eso sí servía para pagar las deudas”, recuerda.

Ha alzado ocho veces el premio con la cachama más pesada y entre risas dice que en las últimas versiones ya no lo dejaban participar porque preferían nombrarlo como jurado, pero así, no ganaba dinero. Es que meterle gato por liebre a Pedro es difícil. Sabe exactamente cuando un pescado es de criadero y cuándo de río: “se diferencian en el color, la aleta y la escama”, dice con seguridad.

Antes se veía mucho pescado en el Meta, en el Yucao y el Manacacías. Uno podía coger valentones (bagres) de 200 libras. Tengo el récord del más grande. Nadie ha podido sacar de nuevo un valentón de 287 libras por allá en 1985”, recuerda con orgullo.

Su rutina para pescar hace parte de un rito casi sagrado: luego de almorzar muy bien, y se dirige al río. Alista el equipo, los aperos, el café para preparar tinto, porque no puede faltar; algo de comer para el viaje. Cuando cae el sol, busca en el río un sitio alto, donde puede haber pescado y una parte del instinto le dice a Pedro un lugar para dejar la canoa.

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Por la noche tiende un plástico en tres varas, donde guinda una hamaca a las orillas.

Cuando hay subienda puede pescar toda la noche, pero de lo contrario a las 10 de la noche deja las mallas o los anzuelos armados y prefiere descansar y dormir dentro del bote. No es cómodo, pero ya acostumbró sus huesos y su espalda a esa incomodidad.

Aquel valentón de 287 libras lo pescó en el Manacacías, con una cuerda de 150 metros y medio apuy de carnada, aunque admite que los mejores peces los ha levantado en el río Meta.

Aunque todo lo que tengo se lo debo a la pesca, últimamente me he enfocado por el turismo. Entonces organizo viajes hasta por allá el Arauca en río pero eso solo se puede en el verano porque llega el invierno y no se puede. Son personas que les gusta mucho la pesca y de la aventura. Hace pocos días llegué con unos paisas de Cravo Norte (Arauca)”, dijo Guerrero.

Afirma que uno de sus clientes es un médico cirujano de Bogotá con el que viaja 15 días llegando al río Casanare, hasta Arauca, pescando. Un recorrido de solo por río. “La pasión de él es pescar. Porque ni siquiera se come el pescado, se toma la foto y lo suelta de nuevo”.

No comparte la idea de que los pescadores son depredadores, pero admite que ahora son muchas las personas que se dedican a este oficio, cometiendo errores como pescar los ejemplares más chiquitos.  Aunque en capacitaciones él recomienda a los jóvenes que deben preservar las buenas prácticas, culturalmente muchos pescadores no ahorran.

Don pedro, ¿usted cree que la pesca se va a acabar?

Claro, se acaba, y más pronto de lo que cree.


RP
Redacción PDM

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