Pirotecnia sin conciencia

Desde quemaduras hasta amputaciones, son algunas de las lesiones que pueden resultar del uso irresponsable de la pólvora.

Por: Luissa Fernanda Pérez

“Yo comencé jugando con la pólvora y quedé sin manos, sin el ojo derecho y con una lesión en la rodilla”, dice Emerson Barrientos mientras muestra las secuelas que le dejó una tragedia en el 2017. En una celebración de diciembre, encontró un tarro de pólvora, se tropezó y se quemó las manos. El resultado no solo fueron las secuelas físicas y los procedimientos quirúrgicos a los que se ha tenido que someter, sino la falta de oportunidades que tiene para conseguir trabajo. Quiso estudiar ingeniería, pero terminó como vendedor ambulante en las calles de Medellín.

La historia de Emerson se repite cada año en cientos de familias por la falta de conciencia que las personas tienen sobre la pirotecnia. El año pasado, el Meta registró 15 casos de quemados con pólvora, dos de ellos correspondieron a menores de edad.

En estas épocas, diciembre se llena de espectáculos que en manos de quienes saben brindan un espectáculo con la pirotecnia, pero en manos de quienes no, lo más probable es que la celebración termine en tragedia. Por eso, las autoridades han intensificado las campañas de concientización. Las víctimas pueden llegar a sufrir quemaduras, laceraciones, contusiones, amputaciones, daño auditivo y daño ocular.

“Las lesiones que puede provocar el uso de la pólvora van desde las más superficiales hasta las más profundas. Esto significa quemaduras de primero, segundo y hasta tercer grado, incluso puede haber pérdida visual y auditiva como consecuencia de la ruptura de la membrana timpánica, además de la amputación de alguno de los miembros inferiores o superiores y en el peor de los casos, hasta la muerte”, indica un comunicado preventivo de la Nueva EPS.

En cuanto las afectaciones ocasionadas por el uso de pólvora, las lesiones se distribuyeron así: 92% sufrió quemaduras, 64,3% laceraciones, 27,4% contusiones, 9,4% amputaciones, 2,6% daño auditivo y 6,2% daño ocular.

Los artefactos más usados son los totes, voladores, cohetes, luces de bengala y, por último, los volcanes. Cabe recordar que según la ley 670 del 2001, en el artículo ocho se establece que “se prohíbe totalmente la producción o fabricación, la manipulación o uso y la comercialización de artículos pirotécnicos o fuegos artificiales que contengan fósforo blanco”.

El coronel Jeison Sora, comandante de la Policía departamental del Meta, explicó que durante la festividad, en el marco del ‘Plan Navideño’, se hará un control de la utilización de pirotecnia. “Puntualmente vamos a trabajar de manera articulada con las administraciones, con el propósito de que se expidan las directrices de la utilización de estos insumos con el fin de mitigar el riesgo de quemados, especialmente en menores de edad. Es importante manifestar que queremos un fin de año en paz”.

Por otro lado, no solo las personas sufren las consecuencias, sino también los animales. El médico veterinario, Juan Camilo González, dice que el sonido emitido por la pirotecnia afecta el oído de los animales, ya que su capacidad auditiva es mayor que la de las personas. “Los seres humanos escuchamos alrededor de 20 mil Hertz, mientras que los animales pueden oír hasta 25 mil o 100 mil Hertz según la especie; esto los hace más vulnerables a los sonidos fuertes como el de las explosiones”, dijo el médico.

Esta semana fue tendencia ‘Luna’, una golden retriever que murió en la madrugada del primero de diciembre debido a los juegos pirotécnicos que tradicionalmente se hacen durante la alborada, en Medellín. Según su dueña, cerca de la medianoche, empezó la quema de pólvora, y su perrita desesperadamente se escondía bajo la cama y lloraba. Cuando mermaron los ruidos, seguía sin salir de la cama, tenía el estómago inflamado y vomitó sangre. El veterinario explicó que tuvo una ruptura interna que ocasionó su muerte.