‘Puede que el Meta muestre un camino distinto’ – representante en el país del PNUD

- Publicado en Jul 13, 2024
- Sección Entrevistas

El representante en el país del PNUD, Alejandro Pacheco, habla con Periódico del Meta sobre el más reciente informe de Desarrollo Humano para Colombia.
Las formas de individualismo y la polarización política están afectando la sostenibilidad de las personas en el planeta, unido a la sobreproducción y un consumo desmedido. El funcionario dice que nuestro departamento tiene todo para ir en una dirección diferente.
Por Jhon Moreno
Conceptualmente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) propone que el desarrollo humano equivale a que las personas puedan vivir sus vidas en dignidad y en libertad, pero estas no se pueden medir en términos cuantificables. Por esto se adoptan ítems que sí lo permiten como la salud, educación e ingreso económico, a esto se le llama Índice de Desarrollo Humano (IDH), que es una medición multidimensional.
Durante 21 años, el PNUD ha desarrollado en Colombia el Informe de Desarrollo Humano, que es el proceso académico y participativo de entender qué elementos y en qué momento son cruciales por su relevancia para acelerar o para impedir el desarrollo humano y el camino para incidir en las políticas pública y los comportamientos para llevarlos a la acción.
Este viernes se presentará en Villavicencio el documento más reciente elaborado por esta agencia de las Naciones Unidas, llamado ‘Colombia: territorios entre fracturas y oportunidades’.
Periódico del Meta (PDM) aprovechó la presencia en el departamento de Alejandro Pacheco (A.P.), representante Residente del PNUD en nuestro país, quien realizó una visita al territorio para avanzar en la implementación del Programa Corredores de Paz del PNUD en alianza con la Embajada de Suecia, y dialogar sobre este nuevo informe y cómo la Gobernación y las alcaldías lo pueden apropiar.
PDM: ¿Qué es un Informe de Desarrollo Humano?
A.P.: Los Informes de Desarrollo Humano son la contribución analítica y reflexiva más importante que hace el PNUD. El cambio de paradigma, la gran disrupción, llegó en 1990, tiempos del consenso de Washington, según el cual, el incremento del ingreso per cápita de un país equivalía al desarrollo de sus habitantes. PNUD cuestionó esta línea de pensamiento y se aventuró a una medición multidimensional: el Índice de Desarrollo Humano.
PDM: ¿Cuál el objetivo particular del PNUD para seguir impulsando la elaboración de estos documentos?
A.P.: El PNUD tiene el mandato, por la Asamblea General de Naciones Unidas, de integrar soluciones de desarrollo. Esto implica la dimensión social, la dimensión ambiental, la dimensión económica y la de gobernabilidad y paz. En estos años esta noción ha tomado forma de Objetivos de Desarrollo Sostenible. Nosotros, como el Programa ONU que lidera el desarrollo, somos imparciales, es decir, trabajamos con todos los actores indistintamente de sus posiciones; sin embargo, no somos neutrales: tenemos posiciones respecto a la igualdad de género y a la igualdad más ampliamente, con respecto a la paz, respecto al cambio climático. Nuestros Informes son la forma de acompañar a los países en estas reflexiones.
PDM: ¿Cuál es la evolución que han tenido los IDH en Colombia desde el primero que se hizo?
A.P.: Arrancamos con el primer IDH global, en 1990. Desde entonces, con pocas excepciones, cada año se ha publicado uno a nivel global. También se publican a nivel regional, siendo los últimos dos el de 2016 y el de 2022. En Colombia, en lo que va de siglo, tuvimos el Informe de 2003 Conflicto: callejón con salida; el de 2011 Colombia Rural: razones para la esperanza, y; 2024 Colombia territorios entre fracturas y oportunidades. Las temáticas varían según la pertinencia del contexto y se retroalimenta.
PDM: ¿Cuáles han sido las temáticas?
A.P.: Hace 20 años la paz era algo impensable, casi innombrable; hace 10 el país profundizó en la reflexión sobre la migración rural-urbana, su disparidad y su relevancia; hoy nos planteamos que el desarrollo humano de una persona está altamente condicionado por el lugar en el que nace, por las desigualdades que se acumulan en el ciclo de vida, por el conflicto, por la falta de colectividad, por la calidad de los servicios de educación y salud y constatamos que los datos positivos de Colombia a nivel agregado no se viven de la misma manera por todos sus habitantes en todos sus territorios.
PDM: Leyendo algunos informes, estos deberían ser una herramienta para las políticas de gobierno, ¿Qué hace falta para que este instrumento se incorpore a los planes de desarrollo?
A.P.: De hecho, nuestros equipos de desarrollo humano en Colombia, allá por finales de los noventas y comienzos de los dos miles, se encontraban físicamente en DNP y ayudaron también con los planes de desarrollo y las reflexiones al respecto. Hoy podríamos decir que de otra forma sigue sucediendo. Pensemos en el IDH de 2003 y su impacto en la década del 2010. Pensemos en el de 2011, que dio pie a la misión rural que a su vez se volvió el primer punto del Acuerdo Final. Ahora mismo estamos proponiendo la necesidad de entender las dinámicas territoriales para hacer propuestas transformadoras en cada territorio. En realidad, esta noción está recogida en el PND del actual gobierno. Nosotros invitamos a reflexionar en el cómo y proponemos dos nociones esenciales: productividad y desarrollo humano sostenible.
Lea también: ‘Queremos proponer otra forma de abordar los problemas de la vía’: director del SGC
PDM: Los IDH en Colombia han sido testigos de la transformación del país, ¿en qué cree que ha aportado estos informes a esa transformación?
A.P.: Además de incidir en la elaboración de política pública, de alguna manera también han podido incidir en el comportamiento. Quiero creer que el de 2003 fue particularmente audaz. Hizo posible superar ciertos tabús y hacer creer que más allá de un cielo oscuro infranqueable podía haber sol, que las nubes se podían despejar y que valía la pena aportarle a ese camino. Acuñamos términos como seguridad humana, que nos invitan a pensar que la paz positiva no se alcanza sólo con medidas coercitivas.
PDM: ¿Cuál es la reflexión del informe que presentan hoy?
A.P.: Hoy estamos invitando a pensar en el desacople: que el crecimiento económico no tiene por qué suceder a costa de la biodiversidad y los ecosistemas; la productividad humana, primero, que la educación pública es el mayor igualador social y esencial para el empleo decente y crecimiento de las microempresas; segundo, que lo público requiere un abordaje diferente; y tercero, que las relaciones, tan afectadas por la desconfianza, son el primer impedimento para construir tejido social, territorio y país.
PDM: ¿Afecta la polarización política el desarrollo humano en Colombia?
A.P.: Sí, en Colombia y en el mundo. La polarización previene a las personas para escucharse, para respetarse; impide abordajes más profundos, máxime en estos tiempos donde se esperan soluciones fáciles e inmediatas, y además destruye aún más el tejido social. Alcanzar desarrollo humano en ausencia de empatía es una tarea inabarcable. En un mundo polarizado, comienzan a resquebrajarse nuestras bases, nuestros fundamentos, y se vuelve una invitación al individualismo o a grupos caracterizados por sesgos de confirmación, donde lo único que se espera es reforzar nuestras posturas y nuestros prejuicios. Un mundo enfocado en la imposición de unos sobre otros va a tener dificultades en avanzas en desarrollo humano. Los tiempos del Covid-19 son un claro ejemplo: la primera vez en 30 años que el índice de desarrollo humano cayó a nivel mundial.
PDM: ¿Qué responsabilidad debemos asumir los medios de comunicación?
A.P.: La semana pasada tuve la fortuna de moderar un panel en el Festival Gabo, con cuatro periodistas espectaculares. Reflexionamos sobre polarización, datos y también sobre innovación democrática. En la actualidad, los medios tienen en riesgo de distraer su atención a la búsqueda del clic, sin reparar en calidad, veracidad, triangulación. Eso es gravísimo. También sabemos que las redes sociales multiplican el contenido que genera controversia y sentimientos negativos sobre los positivos y claramente sobre los neutros/ exclusivamente informativos. En este contexto, la labor pedagógica de los medios, la función de veracidad y la capacidad de comprender más allá del exabrupto coyuntural se vuelve clave. Por ejemplo, es muy fácil criticar los regímenes democráticos, su propia esencia está construida para ello: si abusamos de esta crítica, podemos llegar a generar desapego y descrédito, volviendo su fortaleza su debilidad. ¿Nos daremos cuenta demasiado tarde?
PDM: ¿Qué tanto ha aportado el Acuerdo de Paz al desarrollo humano en regiones como el Meta?
A.P.: Meta tiene el potencial de mostrar una transformación inimaginable para la mayor parte del mundo y ser ejemplo de esas dinámicas territoriales a las que hacíamos referencia. Estos días he conocido la vereda de Morrobello (Mesetas) y experimentado la reconciliación, o al menos sus fundamentos. Firmantes de paz que dejan sus fusiles, dueñas de fincas que erradican los cultivos ilícitos, jóvenes que en lugar de ser carne de caño se dedican a aprender, explicar y proteger no sólo el paisaje hermoso, pero su cultura ancestral y su fauna. Cámaras para avistar felinos, binoculares para conocer las especies de aves -mayor variedad en esta región que en todo Estados Unidos-, balsas para navegar un cañón de una hermosura exorbitante. Esa es la definición práctica del desarrollo humano sostenible. Esto no hubiera sido posible sin el Acuerdo de Paz, dicho por los protagonistas de esta historia que brevemente relato aquí.
PDM: ¿Cómo la Gobernación del Meta o la alcaldía de un pequeño municipio podría apropiarse de este IDH?
A.P.: Tengo la sensación, por lo que he visto, de que están en ello. Un lugar donde se juntan la selva amazónica, los bosques andinos y la Orinoquia, no puede ser un polo de deforestación. Eso sería aportarle a perder la partida, desechar las mejores cartas y jugar con las peores. El mundo entero está esperando de lo que esta región puede ofrecer: jóvenes y adultos que preservan ecosistemas únicos y biodiversidad; tránsito hacia ganadería silvopastoril; diversificación productiva desde la sostenibilidad. Oscar Wilde dijo “hoy en día, sabemos el precio de todo y el valor de nada”. Puede que el Meta nos muestre un camino distinto que el mundo pide a gritos y que en los países más avanzados se han dado cuenta muy tarde, quizás demasiado.
Periódico del Meta realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular.