‘Queremos proponer otra forma de abordar los problemas de la vía’: director del SGC

El director del Servicio Geológico Colombiano impulsa un documento científico que nos ayudará a comprender mejor la Cordillera Oriental y sus implicaciones en las obras civiles en el Piedemonte Llanero.

Por Jhon Moreno

Fue necesario que llegara un villavicense a la dirección del Servicio Geológico Colombiano (SGC) para que, después de 50 años, se asumiera desde un punto de vista científico la tragedia de Quebrada Blanca.

Julio Fierro Morales (J.F.) es geólogo y profesor de planta de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional y una de las personas que en el país más conoce de geociencias. Por eso se atrevió a liderar, con un equipo de diferentes profesionales, un estudio que le permita saber al país, qué ocurrió realmente con aquella tragedia que él mismo califica como el peor siniestro vial en la historia del país.

Precisamente, el fin de semana pasado estuvo en Guayabetal y Villavicencio dando algunas de las explicaciones iniciales que ya se conocen de ese documento que será entregado en diciembre próximo.

Periódico del Meta (PDM) lo entrevistó sobre este y otros temas como el del acueducto de Villavicencio en donde él también tuvo participación en el proceso de construcción hace más de 30 años.

PDM: Después de 50 años ¿por qué es importante saber qué pasó con la tragedia de Quebrada Blanca?

J.F.: Antes de todo, gracias a Periódico del Meta porque hizo un cubrimiento muy responsable de un tema que yo creo que tiene que ser difundido, que no se puede quedar perdido en la memoria de Villavicencio, del Meta, ni de Colombia, porque es el peor desastre vial que hemos tenido. Por eso, el Servicio Geológico Colombiano está aprovechando la conmemoración para generar espacios de reflexión, pero también para generar información geocientífica. Estamos haciendo una investigación lo más completa posible de manera que podamos proponerle también al país, a las autoridades viales, una nueva manera de abordar estos estudios geocientíficos, particularmente en una zona de una complejidad tal como la Cordillera Oriental en el sector de Bogotá-Villavicencio.

PDM: ¿Tenemos que acostumbrarnos a que la Vía del Llano continuará con esos problemas de estabilización por la morfología que tiene la montaña?

J.F.:  Nosotros estamos en un geosistema muy complejo, estamos en una zona de levantamiento activo de la Cordillera, eso se nota en esos valles tan profundos, empinados y encajonados que vemos cuando recorremos la vía,  y que llegan aquí a Villavicencio, al Guatiquía y al Guayuriba. Eso no lo podemos cambiar, no podemos cambiar dinámicas sísmicas ni climáticas, lo que tenemos que cambiar es la manera en que abordamos el conocimiento y cómo lo usamos para tomar decisiones de diseño, construcción y mantenimiento de toda esta infraestructura, no solamente de las vías, sino de los acueductos, los gasoductos, etc.

PDM: En ese sentido, ese conocimiento del SGC debe ser un insumo no solo para la concesionaria, sino para cualquier empresa que construya en la vía y el Piedemonte…

J.F.: Sí. En infraestructura es necesario que haya unos mínimos de investigación geológica, geomorfológica, hidrogeológica, geotécnica, que permitan acercarse a la complejidad y disminuir la incertidumbre. No significa que si hacemos mejores estudios entonces ya dejemos de tener problemas en las vías, lo que esperamos es que esperamos que la recurrencia, que la frecuencia que tienen esos problemas no sea la misma que tenemos hoy.

PDM: Después de medio siglo, cada año pasamos por los mismos problemas de derrumbes…

J.F.: Hemos visto es que es una especie de ciclicidad repetida cada año, cada semestre, cada dos años, la vía es interrumpida, problemas porque un puente fue arrasado, etc. Así que si abordamos de mejor manera, si conocemos mejor, entonces esperamos que podamos tener menos catástrofes, ojalá ninguna y podamos tener menos problemas que afecten la movilidad y también otras infraestructuras como los acueductos que en estos municipios de Piedemonte también tienen una recurrencia de daños que lleva a otros problemas.

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PDM: ¿Se sorprendió usted porque en los puentes de Naranjal no había los elementos de diseño necesarios para que por allí discurriera la avenida torrencial que ocurrió en 2023?

J.F.: Sí, yo creo que con unas estructuras relativamente recientes, no deberíamos tener puentes arrasados por un flujo, eso ya debería estar superado, pero bueno, no lo está, así que miremos hacia adelante, busquemos cómo aportamos para que se mejoren esos diseños y para que se mejore también el mantenimiento.

PDM: ¿Usted estuvo en la construcción del acueducto de Villavicencio?

J.F.: Sí, hace mucho tiempo, entre 1993 y  quizás hasta 1995, hice parte de un grupo que trabajó en la alcaldía de Villavicencio para diseños de la captación de Quebrada la Honda desde el municipio de El Calvario, y toda la tubería hasta su llegada aquí a la planta de tratamiento de La Esmeralda. En esa labor nos encontramos con los mismos problemas de estabilidad, flujos y con las mismas soluciones de intentar no tocar las laderas, intentar sobrepasar con viaductos que es mucho más costoso.

PDM: Al final todo se reduce a solucionar con la plata que haya…

J.F.:  Siempre termina siendo una decisión de equilibrios entre presupuesto y las soluciones óptimas, pero si no tenemos suficiente presupuesto no vamos a tener nunca soluciones óptimas y vamos a tener que estar haciendo inversiones sucesivas que al final resultan más caras. Estos juegos presupuestales son complejos y tienen mucho que ver con las posibilidades que cada municipio y la alternativa que cada municipio defina.

PDM: Hace 30 años este acueducto de Villavicencio, era la solución, pero se quedó corto. Hoy teniendo en cuenta el tema geológico, ¿se puede pensar en construir un acueducto similar?

J.F.: Todos van a tener que enfrentar complejidades, problemas de estabilidad, y avenidas torrenciales en las quebradas, así que lo que necesitamos es también ser innovadores en las soluciones. Puede que no necesitemos estructuras tan rígidas, que lo que necesitemos sean estructuras más flexibles, tuberías más baratas y flexibles que puedan permitir recambios fáciles. La ingeniería permite diferentes alternativas y pueda que se intente buscar otro corredor y es necesario mejorar las captaciones. Desde que yo estuve trabajando en el proyecto de acueducto hemos avanzado casi 30 años en el conocimiento, eso es lo que tiene que ponerse al servicio del diseño. Creo que también pensar diferente va a dar lugar a unas posibilidades diferentes.

PDM: ¿Hay que dejar de echarle la culpa a las montañas?

J.F.: Sí, pensar también en que nosotros tenemos parte de la responsabilidad, y cuando digo “nosotros” somos nosotros como humanos, porque que haya potreros en unas pendientes tan altas como las que ve uno en la vía Bogotá-Villavicencio, es un problema, y pensar que los líos los causan los campesinos que tienen las vacas allá, pues es simplista, porque si tienen vacas es porque nosotros compramos cuajada y carne. Aquí hay toda una responsabilidad compleja como la naturaleza y la sociedad humana.

PDM: El Servicio Geológico Colombiano prepara para diciembre, un informe científico. ¿Qué debería pasar a partir de las conclusiones de ese documento?

J.F: Sentarnos con las autoridades, con la institucionalidad del orden nacional, regional, local, con los responsables privados también de la infraestructura vial e intentar argumentar, a partir del conocimiento, que es necesario plantear de otras maneras los diseños, la construcción y el mantenimiento de las vías en la región.

PDM: ¿Y será necesario también que las concesiones viales le presten mucha atención a este tipo de informes elaborados a la luz de la ciencia?

J.F.: No tenemos dudas de que vamos a sentarnos con ellos y habrá unas discusiones que enriquecerán las miradas. Así que estas reflexiones van a llevar también luego a mesas de trabajo y esperamos que de esas mesas de trabajo resulten mejores reglamentaciones, protocolos y mejores normativas para el sector.