Revivió el trasfuguismo político en Colombia y pasó a segunda vuelta

- Publicado en Dic 17, 2024
- Sección Nacional, Lo Mas Reciente
Sorpresivamente, el proyecto que permitirá el trasfuguismo político revivió en Colombia y pasó a segunda vuelta en la Cámara de Representantes.
La plenaria de la Cámara de Representantes de Colombia aprobó con 84 votos a favor y 15 en contra el proyecto de Acto Legislativo conocido como Transfuguismo, que modifica los artículos 107 y 108 de la Constitución Política.
Esta iniciativa, presentada por el representante Carlos Ardila, busca promover la libertad política permitiendo que congresistas, diputados, concejales y ediles puedan cambiar de partido o movimiento político una única vez, hasta un mes antes del primer día de inscripciones de la próxima elección.
Lea: Una cuestión de equidad | Editorial
Además, el proyecto establece que los movimientos sociales y grupos significativos de ciudadanos podrán inscribir candidatos directamente, siempre y cuando se registren ante la autoridad electoral correspondiente desde un año antes de la elección y hasta un mes antes del cierre de inscripciones, y antes del inicio de la recolección de firmas de apoyo.
Para convertirse en ley, el proyecto de transfuguismo deberá superar cuatro debates más en el Congreso de la República. El representante Ardila espera que en la próxima legislatura se dé prioridad a este proyecto, que ya ha pasado su primera vuelta. Según Ardila, el fortalecimiento de los partidos políticos es fundamental para la dinámica democrática del país, ya que permite una confrontación civilizada de ideas y genera confianza en el electorado.
Un sistema de partidos políticos se instaura a fin de contar con mecanismos civilizados para la confrontación de las ideas acerca del manejo político de un país. Como lo presenta De Esteban en uno de sus escritos: “el régimen democrático propio de nuestros días descansa en la existencia de un sistema de partidos, el cual se define porque el número de ellos, su ideología, su estructura interna, sus dimensiones, sus apoyos sociales y sus formas de interacción aparecen como duraderos y gozan de una cierta estabilidad.”
Para la concreción de un sistema de partidos se requiere entonces, que las personas que compartan determinada ideología política se agrupen formalmente en torno a ese ideario que mejor los representa y que debe ser vocero de los mismos. Por tanto, el fortalecimiento de los partidos políticos es fundamental para la dinámica democrática en un sistema político.
Lo anterior implica que quienes se elijan para ejercer poder público, al pertenecer a un determinado partido o movimiento político, han de representar en su ejercicio su respectivo ideario; lo que hace generar confianza en el pueblo elector, quien debe tener credibilidad frente a las colectividades para poder que el sistema funcione idealmente.
“Los partidos, para serlo, según la mayoría de los politólogos que han trabajado en el tema, deben cumplir con ciertos requisitos. En primer lugar, deben ser algo distinto de las facciones políticas. Éstas han existido desde hace mucho tiempo y los partidos surgieron justamente como una evolución positiva de las facciones políticas. Mientras las facciones persiguen el beneficio de sus miembros, los partidos persiguen el beneficio del conjunto, o por lo menos de una parte significativa de la sociedad en la que están insertos. Esto los obliga a elaborar y promover un proyecto político que satisfaga las aspiraciones tanto de sus miembros como de otros individuos y sectores que conforman la sociedad. Por otro lado, los partidos, para serlo, deben de reconocerse como parte de un todo que los supera. Los supera porque la suma de proyectos elaborados por todos y cada uno de los partidos define el proyecto de nación que una sociedad (o más específicamente, la clase política de una sociedad) adopta como rumbo”, dice Leonardo Valdés en uno de sus ensayos políticos del 2014.
Este proyecto ha generado un debate sobre la estabilidad y la representatividad de los partidos políticos en Colombia, destacando la importancia de que los elegidos para ejercer poder público representen fielmente el ideario de sus respectivos partidos o movimientos políticos.
