Son los divinos paisajes de mi tierra

- Publicado en Jul 06, 2024
- Sección Región, Lo Mas Reciente

Por Omar Eduardo Gómez Reina / Especial para Periódico del Meta
Costado sur de la antigua Plaza de Mercado San Isidro. Han pasado 19 años y se han turnado 6 alcaldías municipales desde que, en la noche del 6 de mayo de 2005, 550 agentes del Esmad procedentes de Bogotá, Bucaramanga y Pereira desalojaran, con el lanzamiento de granadas de humo y el uso de gases lacrimógenos, a casi 2 000 personas que derivaban su sustento del uso formal e informal del mercado que funcionaba en este lugar desde 1968, y de la antigua Plaza de Mercado del 7 de agosto, abierta en 1981.
La orden la dio Franklin Germán Chaparro, alcalde de la época, hasta el día de hoy recluido en la cárcel La Picota por el crimen de su antecesor Omar López, (del Partido Colombia Democrática, fundado por el exsenador Mario Uribe Escobar, condenado por parapolítica y primo de Álvaro Uribe Vélez).
A los comerciantes se les indujo de forma ladina a desplazarse a la Central de Abastos de Villavicencio, Llanabastos, donde se les reubicaría de forma legal.
La promesa no se cumplió, y a su vez, en cuestión de pocos días, también fueron desalojados de allí. La mayoría de locales ya se habían asignado por un alto precio a otros comerciantes. El costo de los nuevos arriendos resultó inviable para la mayoría de las personas de San Isidro y el 7 de Agosto. Así, cientos de familias fueron arrojadas a la pobreza gracias a esta argucia. Hoy en día, desde hace más de una década, en el perímetro de este predio enmontado, muchos de esos antiguos vendedores, y otros que al son del rebusque han arribado al en los últimos años, resisten de manera irregular y en medio de las peores condiciones de salubridad, a la desidia y politiquería de esa sucesión de alcaldías.
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Según el testimonio de los mismos informales, por causa de dicha ineptitud gubernativa no han bastado estos 19 años para dirimir el pleito jurídico interpuesto por los herederos del fallecido donante del lote, quien dejó claras instrucciones testamentadas para el uso exclusivo de este terreno como sede de una plaza pública de mercado, y no para cualquier otra finalidad urbanística, o especulación inmobiliaria.
A pesar de la desidia gubernamental y la existencia de otros mercados en la ciudad (v. gr. plaza de mercado del barrio Popular, Galería 7 de Agosto, y la red de la Asociación de Mercados Campesinos del Meta), esta zona comercial del barrio San Isidro, aledaña al centro de la ciudad, demuestra día a día su plena vigencia como núcleo popular, económica y socioculturalmente funcional, de articulación viva entre las dinámicas urbanas de Villavicencio y las ruralidades del Meta y otros departamentos del país.
El epicentro de este epicentro, de modo paradójico, lo constituye todavía este monumental y enmalezado recordatorio de la mezquindad, la corrupción y la incompetencia estatal local e históricamente imperante.
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