lunes, 23 de junio de 2025
Particulares Pico y placa Lunes 7 y 8

Vargas Llosa frente a Rivera: el horror del caucho en El Sueño del Celta y La Vorágine


Vargas Llosa frente a Rivera: el horror del caucho en El Sueño del Celta y La Vorágine 1
Las similitudes de La Vorágine, de José Eustasio Rivera, y El Sueño del Celta, de Mario Vargas Llosa.
JM
Jhon Moreno

COMPARTE

A propósito del fallecimiento del premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, y la reciente celebración de los 100 años de publicación de La Vorágine, de José Eustasio Rivera, es inevitable hacer la comparación de dos novelas telúricas, con El Sueño del Celta, que tienen esta zona de la Amazorinoquia como escenarios.

Es que la muerte del último exponente del ‘boom’ de la literatura latinoamericana, nos recuerda que en los libros, la selva, no solo es un escenario geográfico, sino también un símbolo de la descomposición moral, la barbarie institucionalizada y el abuso del poder. En esta línea, La Vorágine (1924) de José Eustasio Rivera y El sueño del celta (2010) de Mario Vargas Llosa convergen como dos novelas telúricas fundamentales que, a través de distintos lenguajes narrativos y enfoques, denuncian el horror del sistema cauchero en la Amazonía, con especial atención a la figura de Julio César Arana y su tristemente célebre Casa Arana.

Una selva, dos visiones: la experiencia como génesis literaria

Rivera, como abogado y explorador, se adentró en el Llano y la selva colombiana para recopilar testimonios directos, observar las condiciones infrahumanas de los peones caucheros y convertir esa experiencia en una novela lírica, dramática y desgarradora. En cambio, Vargas Llosa acude a una profunda investigación periodística y documental para reconstruir la vida de Roger Casement, el diplomático británico que denunció los horrores de la explotación del caucho tanto en el Congo como en el Putumayo. La mirada de Vargas Llosa es más analítica y distante, casi forense; la de Rivera, visceral, febril, y marcada por el asombro y el horror.

Puede leer: La Vorágine sigue vigente

En ambos textos, el caucho no es solo un recurso natural: es un motor de codicia que transforma la selva en un infierno. En La Vorágine, Arturo Cova y su compañera enfrentan no solo la naturaleza implacable, sino también una red de intereses económicos y violencia que esclaviza a indígenas y caucheros. La selva devora a todos: física, psicológica y moralmente.

Por su parte, El sueño del celta expone con precisión histórica las atrocidades cometidas por la Peruvian Amazon Company, dirigida por Arana, quien desde Londres mantenía un imperio basado en el terror. Casement, tras su investigación en el Putumayo, redacta un informe demoledor que remecería la conciencia internacional, aunque poco cambiaría en el corto plazo.

Ambas novelas coinciden en la representación de Arana como un símbolo del poder económico deshumanizado. En La Vorágine, aunque su figura aparece de manera indirecta, la estructura de la Casa Arana está presente en la violencia sistemática. En El sueño del celta, Arana es retratado como un hombre elegante, refinado, pero profundamente cruel, capaz de manipular la diplomacia internacional mientras esclaviza y aniquila pueblos enteros.

«Después de su período en el Congo, Casement ofició como cónsul en Iquitos y encontró allí horrores semejantes a los comprobados en el Congo. La Casa Arana, mencionada en ‘La vorágine’, era dueña de vidas y haciendas. Julio César Arana, “Rey del caucho en el Putumayo”, ejercía su poder económico desde sus oficinas en Londres y solo después de innumerables denuncias y juicios internacionales, pudo notarse alguna mejoría en las caucherías americanas y africanas», dijo José Vanegas Mejía, en su columna de El Informador de Santa Marta.

La fuerza de estas novelas no reside solo en su valor literario, sino en su capacidad para denunciar con profundidad y valentía. Rivera lo hace a través de un lenguaje poético y trágico que pone en evidencia la degradación humana, mientras Vargas Llosa articula un relato periodístico-narrativo que examina los vínculos entre el colonialismo, el poder y la impunidad. Casement, como héroe trágico, refleja el desencanto del idealista ante un mundo dominado por intereses económicos que ignoran la justicia.

Tanto La Vorágine como El sueño del celta son más que ficciones: son testimonios. Obras que documentan, cuestionan y exponen. Desde el lirismo de Rivera hasta el rigor de Vargas Llosa, la selva se convierte en escenario de una tragedia compartida por generaciones de pueblos indígenas y trabajadores, sacrificados en nombre del progreso y el capital.

En ese contexto, estas novelas se insertan en la tradición de la novela telúrica latinoamericana, en donde el paisaje no es solo fondo, sino fuerza viva que condiciona y destruye. Y en donde la literatura, más que entretenimiento, se vuelve denuncia, memoria y resistencia.

Vea esta visión femenina de La Vorágine

YouTube video


JM
Jhon Moreno


Entérese de toda la información


Conéctese a nuestras redes sociales