Villavo en el tiempo | Opinión


- Publicado en Abr 06, 2025
- Sección Columnistas, Lo Mas Reciente
El aniversario de Villavicencio despierta curiosidad por su pasado y futuro, así que viajé en una máquina del tiempo Wells para verlos.
Empecé en 1890, vi a los ingenieros ingleses Cumine y Ridley entregar el trazado del ferrocarril de los llanos al Gobierno Nacional. Pero luego estalla la guerra de los Mil Días y chao ferrocarril.
En 1905, Villavo es un apacible caserío de dos mil habitantes. Conocí la tienda de Mario Vollaire con una novedad: un fonógrafo. Allí desestresan 14 congresistas vigilados por 25 soldados al mando del general Arana. Uno de ellos, Miguel Abadía Méndez (futuro presidente), me dice que son opositores que no le aprobaron los proyectos al presidente Rafael Reyes y en represalia los destierra al Llano.
Cerca, el médico Murcia atiende diligente a enfermos de UPC: ulceras, paperas y cólicos misereres. Apuro los años, pasando caño Parrado está la zona de tolerancia, hay vaqueros de viajes de ganado cambiando de montura.
Increíble, otro intento por el tren al llano: se importan vagones alemanes y se instalan rieles hasta el Tunal. Pero en 1936 carretera mata tren.
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Un día de los setenta salen risotadas de un corrillo bajo el samán del parque, motivo: apodan ‘centauro’ al gobernador de pobre gestión, porque parece mitad humano y mitad animal.
Súbitamente, un satélite de Elon Musk altera la máquina del tiempo y me arrastra al 2040, Villavo 200 años: aún se gestiona el nuevo acueducto, la reingeniería de Emsa, el aeropuerto internacional y hacer de la vía al llano un solo túnel. Nadie da razón del tren a Puerto Gaitán. Pero la Altillanura aporta el 1.8% al PIB nacional.
Pierdo mis zapatos buscando desesperado la Plaza Los Libertadores, una señora cuenta que ahora es un Gastronomic Center y fue trasladada; me ofrece caldo de pata.
El algoritmo reordena el retorno de la máquina del tiempo y caigo hoy viernes en la Plaza Los Libertadores. El lustrabotas me ve descalzo y dice que así se pisa la tierra prometida; los loteros auguran que hoy es mi día de suerte, y una señora me ofrece caldo de raíz. ¡Te amo Villavo!

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