miércoles, 9 de julio de 2025
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600 hectáreas de la Orinoquia reverdecen


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Entre susurros de agua y canto de aves, se restauran los ecosistemas en Casanare y Meta.
RP
Redacción PDM

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El proyecto de restauración ecológica del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Fundación Natura, demuestra que es posible equilibrar desarrollo y sostenibilidad en una de las regiones más biodiversas de Colombia.

A tan solo un respiro del bullicio de Acacías, donde el asfalto cede paso al terroso abrazo del campo, existe un rincón donde la vida palpita con fuerza. Pozos La Chorrera, una Reserva Natural de la Sociedad Civil (RNSC) con una riqueza hídrica que brota de sus montañas. «Yo pienso que la naturaleza está ahí para que nosotros lleguemos a abrazarla«, confesó Guillermo Otero Zambrano, el propietario de la reserva, que hoy custodia este edén.

Guillermo lo intuyó desde el principio, aquella agua abundante que inicialmente lo atrajo con la promesa de un negocio, terminó por revelarle un tesoro mucho más valioso: la necesidad de conservar, de permitir que la naturaleza, en su infinita sabiduría, reclamara lo que le pertenecía. 

Y para aportar a ese descubrimiento, Fundación Natura apareció para aportar la experiencia técnica para lograr los objetivos trazados. «Todo proceso de restauración requiere de apoyo de conocimientos y de recursos. Por eso cuando la Fundación Natura nos propuso la alianza para que en los predios empezáramos a restaurar, hubo mucho feelling y empezamos a trabajar«, resaltó Guillermo.

No se trató de un proceso al azar, sino de un acto de cuidado de la naturaleza planificado, donde la ciencia y el conocimiento ancestral se unieron para devolverle a la tierra algunas de sus características originales. «Calculamos que sembramos unos 3.000 árboles de diferentes variedades propias de la región«, dijo.

Hoy, Pozos La Chorrera vibra con la sinfonía de la vida, un testimonio elocuente de que la unión entre el hombre y la naturaleza, guiados por la experiencia y el compromiso, siempre tiene un buen resultado. Con un negocio sostenible que convirtió la finca en uno de los sitios preferidos para el avistamiento de aves y el ecoturismo. 

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Pero la historia de La Chorrera es solo un capítulo de una historia que protagoniza la Orinoquia. En 23 predios de la región se realizó un esfuerzo liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible e implementado por la Fundación Natura: 600 hectáreas de ecosistemas estratégicos han sido intervenidas con acciones de restauración. Se trata del proyecto de restauración ecológica REA Orinoquia.

«Es evidente el compromiso que tiene la región para poder conservar esa naturaleza que se ha venido perdiendo, entonces acá se suman esfuerzos tanto de las comunidades que habitan los territorios, pero también de los entes territoriales como las alcaldías y las gobernaciones«, dijo Laura Duarte del equipo de la dirección de Bosques Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente.

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Este proceso teje una nueva relación social y ambiental, donde las comunidades locales son protagonistas en la recuperación de sus territorios.

Los 23 planes de restauración personalizados, diseñados con meticulosidad para cada zona y han incluido desde las fuentes hídricas vitales de Támara en el piedemonte casanareño hasta las extensas hectáreas de la Reserva Natural de la Sociedad Civil Noel Parra Palacios en Puerto López (Meta). Cada intervención ha sido pensada para responder a las necesidades específicas del ecosistema.

Y el impacto va más allá de las hectáreas recuperadas. Cerca de 150 trabajadores locales han encontrado en este proyecto una oportunidad para dinamizar sus economías, fortaleciendo a su vez sus capacidades técnicas. Además, alianzas estratégicas como la colaboración entre el Sistema Regional de Áreas Protegidas Orinoquia y el Nodo Orinoquia de la Red Colombiana de Restauración Ecológica, consolidan un modelo de gobernanza que reconoce la voz y el saber de quienes habitan estos territorios.

La Chorrera, con su historia de transformación es un recordatorio de que la naturaleza, incluso en sus rincones más vulnerables, siempre está dispuesta a ser abrazada, como dice Guillermo, y a florecer de nuevo si le brindamos la oportunidad. 

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Guillermo Otero Zambrano

REA Orinoquia revitaliza ecosistemas en diversos municipios del Meta y Casanare. Conoce más en www.natura.org.co


RP
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