Adrián, de la cocina llanera a la internacional
- Publicado en Sep 01, 2024
- Sección La Otra Cara, Lo Mas Reciente
En Villavicencio encontró la oportunidad de abrirse paso ente otros chefs jóvenes del continente.
Por Luissa Fernanda Pérez
En San Luis de Gaceno, Boyacá, un municipio enclavado en la frontera con Casanare, nació el 11 de enero del 2000 Adrián Camilo Gil Bernal, un joven que ha sabido combinar su herencia campesina con una pasión desbordante por la cocina.
Desde temprana edad, Adrián se sumergió en la ruralidad de su tierra, donde el trabajo en el campo y cultivos marcaron sus primeros años. “Me crie en el campo entre vacas, maíz y yuca”, comenta con una sonrisa, rememorando su infancia rodeada de naturaleza y tradiciones.
En su hogar, es el menor de tres hermanos siendo testigo de la unión y el esfuerzo de su familia. “Soy muy agradecido, soy el hijo menor de mi familia, somos tres hermanos, mis papás casados, una familia muy unida, y siento que eso ayuda mucho para lo que quiero lograr”, dice con un tono de orgullo que refleja la profunda influencia que su entorno familiar ha tenido en su vida.
Su pasión por la cocina comenzó a manifestarse de manera temprana, pero fue en diciembre de 2019 cuando dio un paso decisivo en su carrera. En ese momento, aún siendo un joven inexperto en el mundo culinario, tuvo la oportunidad de conocer a Camilo Murci, un chef reconocido que había establecido su restaurante en Vanguardia, Villavicencio. “Tenía muchas ganas de conocer su restaurante, así que en diciembre del 2019 tuve la oportunidad de hacerlo”. Decidido a aprender de los mejores, no dudó en buscar a Murci, manifestándole su deseo de trabajar junto a él. “Le escribí por redes sociales que algún día me encantaría trabajar con él”, rememora Adrián.
La respuesta de Murci fue inmediata y sorprendente. “Me contestó que me esperaba al siguiente día a las 11:00 a.m.”, comenta con emoción, revelando cómo esa simple respuesta cambió su vida. Aunque Murci desconocía que Adrián vivía en Boyacá, el joven no se dejó intimidar por la distancia. “Estaba tan feliz que me aventuré a viajar, llegue sobre las 4:00am con la emoción de trabajar con un chef que cada día admiro más”, dice el cocinero.
Ese viaje, impulsado por su pasión, lo llevó a Villavicencio, donde comenzó a trabajar en el restaurante de Murci, un sueño hecho realidad para alguien que apenas empezaba en la cocina. Sin embargo, el destino le tenía preparada una prueba.
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Durante sus primeras semanas de trabajo, Adrián sufrió un dolor en la espalda que lo obligó a retirarse temporalmente. “Con ese inconveniente, tuve que devolverme pero no sin antes prometerme a Camilo que yo volvería. Mi papá siempre me ha dicho que lo que más vale en el hombre, es la palabra”. Con esa enseñanza en mente, Adrián se comprometió a regresar cuando su salud se lo permitiera.
El tiempo pasó, y mientras avanzaba en su formación gastronómica, Adrián nunca olvidó su promesa. Cuando estaba a punto de terminar la universidad y buscaba dónde realizar sus pasantías, inicialmente pensó en Cartagena, pero el destino lo llevó de vuelta a Villavicencio.
“Le escribí a Camilo nuevamente para saber si el me dejaba hacer mis prácticas en su restaurante, me dice que sí, que de una, asegurando que me paga todo, con lo de ley más propina; A un pasante no le sucede eso. Me pareció un buen gesto de su parte y me instalé en Villavicencio. Termino mis pasantías y me propone participar en el concurso”, explicó Gil a Periódico del Meta.
El concurso S.Pellegrino Young Chef Academy 2024, un evento de prestigio internacional organizado por la marca de agua San Pellegrino, que se distribuye en los mejores restaurantes del mundo. “Murci fue quien me invitó a participar, ya que confió en mis capacidades para hacerlo”, comenta Adrián, agradecido por la confianza depositada en él.
El plato es una creación que refleja no solo su habilidad culinaria, sino también su profundo amor por Colombia. “El plato principalmente está compuesto de hogao, que es la salsa madre colombiana, y la proteína es el pez pirarucú, que es de aguas dulces colombianas”, explica con orgullo. Este plato es concebido como un homenaje a su país.
El próximo 24 de septiembre, Adrián se enfrentará a jóvenes chefs de toda Sudamérica en Perú, con la esperanza de avanzar a la fase mundial del concurso. “Que sea Dios cocinando por medio de mis manos”, dice con humildad y fe, consciente de la gran responsabilidad que recae sobre él en esta competencia.
Agradecido con Villavicencio y su gente, Adrián Camilo Gil Ramírez es un ejemplo de cómo la perseverancia, el respeto por las raíces y la gratitud pueden abrir puertas inimaginables. “Me fui enamorando de Villavicencio, una parte de mi vida se quiere quedar, pero otra quiere seguir explorando el mundo. Tengo mucho por recorrer y sobre todo aprender”. Dice el cocinero Adrián, cómo le gusta que lo llamen.
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