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Chingaza II: entre la solución y el conflicto ambiental


Chingaza II: entre la solución y el conflicto ambiental 1
Chingaza II afectaría, además del agua de la Orinoquia, un sistema ecológico vital para el clima.
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Redacción PDM
  • Publicado en Abr 20, 2024
  • Sección Región

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Un debate complejo sobre las alternativas para garantizar el abastecimiento de agua en Bogotá, con consideraciones tanto ambientales como de infraestructura y planificación urbana.

Por Luissa Fernanda Pérez

Los inconvenientes de escasez de agua en la capital del país son cada vez mayores y hay incertidumbre sobre las alternativas que puedan garantizar a futuro el abastecimiento en una ciudad de más de 11 millones de personas. Aunque esta semana varias entidades aseguraron a Periódico del Meta que hasta el momento no se ha evaluado el proyecto, la sombra de Chingaza ll sigue rondando como posible solución.

El suministro de agua en Bogotá enfrenta una crisis aguda, el 70% de su suministro procedente del Parque Nacional Natural Chingaza.

Concebido en 1969 y puesto en operación desde 1983, el Sistema Chingaza fue concebido como una respuesta clave al crecimiento urbano de Bogotá. A pesar de su funcionamiento, la necesidad de expandir su capacidad se hizo evidente poco después de su implementación. La propuesta de Chingaza II, planteada en los años noventa, buscaba abordar esta demanda creciente de agua potable para una ciudad en expansión.

Sin embargo, la propuesta se enfrentó a una fuerte oposición por parte de grupos ambientalistas preocupados por los impactos del desvío de agua del ecosistema hacia la capital. Esta agua, que originalmente debería fluir hacia la Orinoquia, se desvía artificialmente desde las cuencas hidrográficas de los ríos Guatiquía y Chuza, perturbando el equilibrio natural del ciclo hidrológico y generando consecuencias adversas en los Llanos y Villavicencio.

A pesar de varios intentos de reactivación, el proyecto Chingaza II fue archivado por el entonces alcalde Gustavo Petro. Pero ahora el debate sobre su viabilidad resurge en medio de la crisis actual, y luego del informe presentado por Periódico del Meta, despertó la inquietud incluso con figuras políticas.

El primero en pronunciarse frente al tema fue el exalcalde de Villavicencio, Felipe Harman, a través de X al decir que: “Chingaza II genera un enorme conflicto ambiental en la Orinoquia, frente a escenarios de escasez la solución no puede ser empeorar la situación de agua de otras regiones de país para alimentar la “gran ciudad”. ¿En su afán por urbanizar la sabana cuánta presión no se ha ejercido otorgando disponibilidades por encima de la capacidad del servicio?”.

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De la misma forma, el presidente Gustavo Petro citó el trino de Harman expresando que, “el acueducto tiene hoy una oferta de agua de 17 m3/seg y espera a 2030 ampliarla a 20 m3/seg para garantizar la venta de agua en bloque a las nuevas urbanizaciones en la sabana. Eso es suicida. El modelo (Enrique) Peñalosa de ciudad visto como el negocio de la expansión urbanística no es sostenible, tal como lo dijimos en Bogotá Humana. No es más agua, es menos”.

Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá, se refirió al tema de Chingaza II manifestando que, aunque en años anteriores se había presentado el proyecto y fue cancelado en la administración de Petro, no se pensaron en otras alternativas y la ciudad debe avanzar en eso: “una alternativa es el Sistema Norte, el que trae agua de río Bogotá y que se trata en Tibitoc, tenemos que ampliar esa capacidad. Aquí hay un problema estructural de alto aliento que no es del último año solamente si no de los últimos 10 o 15 años”.

Periódico del Meta consultó a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) en donde aseguraron que a la fecha no hay solicitudes de permisos tramitándose para dicho proyecto.

Pese a que fuentes de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá  (EAAB) indicaron que con relación al tema de Chingaza ll no se pueden pronunciar oficialmente, exfuncionarios de la entidad que hicieron parte de la Junta Directiva como Manuel Rodríguez Becerra, cuestionaron que, si se desecha Chingaza II, ¿cuál sería la alternativa? Lo único cierto es que el distrito capital tiene que tomar una decisión sobre eso”.

Alberto Groot, ingeniero civil que conoció de cerca el proyecto al trabajar en la EAAB, expresó que construir Chingaza II tomaría cerca de una década y que por lo tanto no sería una solución a corto plazo. “Este está ubicado en un territorio Ramsar donde además existe un valle de frailejones muy interesante desde el punto de vista biológico”.

Por último, Diego García Bejarano, ingeniero ambiental y exconcejal de Bogotá, expresó que, “no es una oportunidad viable, no es sana hidrológicamente, no corresponde a la secuencia del ciclo hidrológico. No es conveniente. Varios estudios del orden hidrometeorológico establecen que hay una tendencia a incrementar nosotros el agua que tenemos hacia el Magdalena y disminuir la del Orinoco por toda la vertiente que tenemos de Chingaza. No es sano hacer Chingaza II, puntualizó.


RP
Redacción PDM

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