El destino de los ETCR cambiará en 2019
- Publicado en Ene 04, 2019
- Sección Región
Por: Yessica Salgado.
Las Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN), que alojaron a las guerrillas de las Farc en la dejación de armas, se transformaron en Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) en agosto de 2017. En el país hay 26, diseñados específicamente para capacitar a los integrantes de las FARC-EP para su reincorporación a la vida civil, proceso que representa uno de los principales retos para el posconflicto.
En el Meta, hay tres zonas designadas para desarrollar este proceso: el ETCR Buenavista, ubicado en el municipio de Mesetas. La Reforma, situado en la vereda La Cooperativa, en Vistahermosa. Y El Yarí, ubicado en la vereda Playa Rica, en La Macarena, territorios donde el conflicto armado se vivió con crudeza y la presencia guerrillera no sorprende.
Hace un año, cuando inició la transición de ZVTN a ETCR, ninguno de estos espacios tenía plantas de energía o de agua potable instaladas. Además, las zonas escogidas estaban marginadas del crecimiento económico, y el inveterado abandono por parte de las instituciones gubernamentales hacía eco, como en los días más cruentos del conflicto.
Aún así, el proceso se fue consolidando en el transcurso de los meses, sin embargo, las FARC han sido críticos en diferentes momentos y han cuestionado algunos puntos, entre los que se destacan: retrasos en la adecuación de los campamentos por parte del Gobierno, incumplimiento por parte de las instituciones gubernamentales en la implementación de sus programas y políticas, la infraestructura que se construyó en estos puntos, y la situación de seguridad de las zonas, pues las disidencias de las Farc que se mantienen en territorios estratégicos del Meta y Caquetá, ponen en riesgo la seguridad de los excombatientes.
Si bien el Gobierno nacional ha logrado preservar la vida y la seguridad de quienes permanecen en los ETCR de diferentes regiones del país, la ONU reveló que hasta abril del 2018 habían sido asesinados 44 excombatientes que no estaban agrupados en esos puntos. Esa situación, sumada a la “desilusión” que sufrieron algunos excombatientes, durante el proceso de reincorporación a la vida civil, ha provocado la deserción de estos espacios en un 55 %.
Y, pese a que el Gobierno nacional ha señalado en reiteradas ocasiones, que la mayoría de ETCR están terminados en un 100 % y que el Estado cumplirá con lo que se ha comprometido, algunos puntos siguen preocupando a los exguerrilleros, entre ellos: salud, educación y proyectos productivos.
Y no es para menos, según un informe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, entregado durante la cumbre de paz de la región suroriente, que se cumplió en Villavicencio, al finalizar el mes de noviembre del 2018, hay dificultades de infraestructura, de acceso vial e intermitencia de servicios como luz y agua en los tres ETCR ubicados en Meta, donde unos 571 exguerrilleros de las FARC adelantan hoy su paso a la vida civil.
El informe resalta que para llegar al ETCR Buenavista, ubicado en el municipio de Mesetas, sur del Meta, se debe atravesar, desde la cabecera municipal, por una vía de 22 kilómetros destapada y en mal estado. Desde el inicio de la construcción del espacio territorial, en esta vereda, la vía ha tenido un deterioro visible, lo que evidencia que el proceso para la construcción de vías terciarias, ha sido nulo.
No obstante, existen otras dos vías de acceso adicional, por las veredas La Guajira y Nueva Esperanza hacia Jardín de Peñas, pero por estas carreteras no circula transporte público y su estado no es óptico.
Este espacio tiene un área de 170.000 metros cuadrados, adecuados para desarrollar proyectos productivos, lo que lo convierte en uno de los más grandes del país. En el terreno han sido construidos 17 módulos, cada uno con 20 unidades habitacionales, para un total de 340.
Allí, residen alrededor de 259 excombatientes de los antiguos frentes 26,40, 53, 55 y Uriel Rondón. Hay 60 mujeres, entre ellas, nueve embarazadas. Y 69 menores, hijos de excombatientes.
En el lugar se pueden encontrar cinco aulas de clase. Sin embargo, el informe señala que estás no tienen suficiente dotación. Las comunidades aledañas, veredas de Buena Vista, Nueva Esperanza, y La Unión, no cuentan con la infraestructura de un colegio que proporcione educación básica secundaria (6-9 grado) y básica media (10- 11 grado). Solo hay educación de primero a quinto grado.
En este ETCR también existen problemas de infraestructura. De acuerdo con lo consignado en el documento, no hay espacio diseñado para niños, ni casa de la cultura, y la única biblioteca que hay en kilómetros permanece cerrada.
En la escuela la dotación deportiva es bastante precaria. Se cuenta tan solo con una malla de voleibol, fútbol y baloncesto. La cancha de fútbol está sobre la tierra, desnivelada y con arcos improvisados hechos de palo.
Para atender las necesidades en salud de los excombatientes, se construyó un puesto de salud con las siguientes características: el piso y las paredes no son lavables (como lo exige la norma) pues la pintura no es plástica y el piso está en obra gris.
La farmacia no cuenta con espacio adecuado y el lugar no tiene la temperatura requerida para la conservación de medicamentos. Además, faltan medicinas en el inventario de la farmacia como micronutrientes para embarazadas, medicamentos para menores de edad y herramientas para saturación de heridas y jeringas. Adicional a ello, se requiere un refrigerador para la cadena de frío de los sueros antiofídicos.
Los servicios de agua y luz, así como de internet funcionan en el ETCR. Hay un sistema de manejo de aguas residuales (PTAR) de dos unidades. Sin embargo, al agua, según señala el informe de la Misión de Verificación de la ONU, le hace falta niveles más altos de cloro para que sea potable.
La Misión de verificación de la ONU también señala que la señal de internet del kiosco digital que se encuentra dentro del ETCR Buenavista, presenta constantes fallas. La capacidad de la red es baja, pues solo permite conectar 10 equipos portátiles al mismo tiempo. La cobertura en telefonía móvil es muy limitada, solo se cuenta con un operador de telefonía “claro”.
Para cocinar, se utilizan 10 cilindros de 100 libras semanalmente, porque no hay gas domiciliario.
En el espacio territorial La Reforma, ubicado en la vereda La Cooperativa, en Vistahermosa, también se hallaron problemas de infraestructura, en lo que respecta a las unidades habitacionales, redes de acueducto y alcantarillado y escenarios deportivos.
De acuerdo con el documento, hay unidades habitacionales que no están terminadas, ocho solo cuentan con estructura metálica, pero no tienen techo. Y 10 tienen algún tipo de construcción pero no están terminadas. Además, cuatro no fueron construidas.
Este espacio tiene un área de 100.000 metros cuadrados, adecuados para desarrollar proyectos productivos. Allí, residen alrededor de 195 excombatientes de los antiguos frentes 27,43, Camilo Tabaco y Mariana Páez. Hay 40 mujeres, seis de ellas en estado de gestación. Y 44 menores, hijos de excombatientes.
Las vías dentro del ETCR también se encuentran en mal estado. Algunos caminos son improvisados para transitar entre módulos habitacionales, pero en su mayoría, se inundan y son resbaladizos durante época de lluvias. Además, no hay cuencas ni alcantarillado.
Tampoco hay un sistema de alcantarillado o manejo de agua lluvia. Adicional a ello, se evidencian problemas profundos de residuos sólidos y manejo de aguas negras.
Mientras que en el ETCR Yarí, ubicado en la Vereda Playa Rica, en Mapiripán, se evidencian problemas de infraestructura. Según el informe de la ONU, hay algunos módulos habitacionales que aún no han sido terminados, y a la vez, problemas de aguas residuales, causados por derrames de la planta de tratamiento de aguas negras, en afluentes cercanos al ETCR.
La misión de verificación también señala en su informe, problemas con el servicio de agua, pues aunque el servicio cubre las necesidades básicas de la población del ETCR, no es suficiente para desarrollar actividades productivas como ganadería, pisicultura, porcicultura y agricultura.
Este ETCR tiene una extensión de 80.00 metros cuadrados. En sus instalaciones residen 150 excombatientes, de los antiguos frentes siete, 62 y Felipe Rincón. De esta población, cuatro mujeres se encuentran en estado de gestación.
Frente a estas problemáticas, Emilio José Archila, Alto Consejero para el Posconflicto, dijo que el gobierno no solamente ha dicho que cumplirá sino que ha cumplido. “Desde que llegamos, las personas que se han mantenido fieles al proceso, no les hemos incumplido ninguna de sus garantías. Por ejemplo, iniciamos un proceso de las mejoras locativas de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ECTR) y se ha venido corrigiendo para mejorar su habitabilidad”, señaló el funcionario.
Con relación al desarrollo de proyectos productivos, Archila indicó que se reforzó la evaluación técnica con Innpulsa y otras entidades estatales para mejorar las propuestas de esas iniciativas. “En los tres meses del actual gobierno se han aprobado 12 proyectos productivos por diez mil millones de pesos que benefician a 900 excombatientes”, reiteró.
Aunque el panorama en los ETCR es preocupante para algunos excombatientes, porque al parecer no se están cumpliendo los acuerdos, el gobierno señaló que en agosto del año en curso el destino de estos espacios cambiará. Hasta esa fecha, tienen vigencia estos sitios, según se fijó en el acuerdo de paz de La Habana. Por ahora, el Gobierno adelanta un censopara saber qué destinación tendrán.
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