El mensaje de Acosta | Editorial
- Publicado en Sep 01, 2024
- Sección Lo Mas Reciente, Columnistas
Este viernes 30 de agosto, mediante la aplicación de la eutanasia, terminó con su vida Javier Acosta, un hombre de 36 años, padre de una hija de 16. El hincha de Millonarios, que se volvió viral al contar su historia en Facebook, adquirió en una piscina una bacteria que rápidamente se extendió por su cuerpo y lo dejó postrado en una silla de ruedas hace cinco años, con posibilidades de que siguiera degenerándose su estado de salud.
Uno de los hinchas más fervientes del equipo albiazul bogotano, integraba una de las barras bravas que siempre alentaba a los jugadores.
En medio de las historias que se conocieron por este hecho, nos llamó la atención este testimonio de Aldana, pocas horas antes de morir:
“No saben lo que me arrepiento de todo el tiempo que le entregue a la barra y hoy en día la barra ni siquiera un mensaje.
“Tengo 36 años y 21 años han sido dedicados a la barra y a seguir a mi equipo. Por la barra estoy en silla de ruedas, por ella estoy en una cama. Lastimosamente, cuando tú estás bien, dice la canción, tienes amigos a granel, cuando estás en una situación de estas: mamá, papá, hermana, hijo y pare de contar.
“Yo no estoy diciendo que me digan que me llevan pañales, plata, comida. No, lo que yo valoro en este momento acá es una visita, un mensaje (…) Sí, estoy en una silla de ruedas y me lo busqué por ser una barra brava y seguir a mi equipo alentándolo a todos lados porque ese era el lema”, comentó Aldana.
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Sucede algunas veces que cuando la vida nos pone de frente con la muerte inminente, y tenemos el tiempo para reflexionar, nos damos cuenta de lo verdaderamente importante en la existencia y de la trascendencia que le damos a temas que realmente son un fugaz paso en nuestros años. No deberíamos esperar a estar de frente con la hora suprema para darnos cuenta de que todos los días ocurren ante nuestros ojos milagros y bendiciones para maravillarnos.
Tal vez nos dedicamos a preocuparnos por circunstancias que se escapan de nuestro control o invertimos la pirámide de los motivos para vivir. Por la fuerza de lo que nos rodea, empezamos a dar prelación al dinero, a tener, a una mal entendida diversión y entramos en una espiral descendente difícil de contener.
Como lo dijo Aldana, la familia siempre fue la estuvo más cerca, la que no lo abandonó y la que lo acompañó hasta el final.
Sin que medien el celular, los videojuegos o el licor ¿cuánto tiempo dedicamos a nuestros a nuestros hermanos, maridos, esposas? ¿A nuestros hijos que están creciendo?
Javier nos dejó un mensaje importante para no tener que arrepentirnos al final por dedicarle tiempo de nuestra vida a cosas que tal vez no fueron tan importantes.
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