El Papa Francisco en Villavicencio, una visita que no se olvida

La visita del Papa Francisco a Villavicencio, en el 2017 fue un acontecimiento sin precedentes en los Llanos Orientales: Un evento histórico contado por dos de sus protagonistas.

La visita del Papa Francisco a Villavicencio el 8 de septiembre de 2017 fue un acontecimiento histórico que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de la región del Meta y de Colombia en general. Este evento, que congregó a un millón de personas, fue un símbolo de reconciliación, inclusión y equidad, valores que el Papa Francisco ha promovido incansablemente a lo largo de su pontificado.

Al cierre de esta edición, el papa Francisco, aún en estado crítico, descansaba y lograba sentarse tras por fin transcurrir una noche tranquila en el hospital, mientras que fieles rezan por la recuperación de una neumonía bilateral.

Por eso, muchos han recordado esa gira que hizo Francisco por tierras colombianas.

Marcela Amaya, exgobernadora del Meta, recordó con Periódico del Meta los desafíos y logros que implicó la organización de esta visita. «Uno de los desafíos que tuvimos con la Arquidiócesis de Villavicencio fue documentar dicha visita para la memoria histórica y colectiva del Meta, y para la generación presente y futuras. Así, que decidimos organizar un museo histórico referente a ese acontecimiento histórico de la visita del Sumo Pontífice a Villavicencio que da origen al Museo Maloca Papa Francisco en el parque Las Malocas«, comenta la exmandataria.

Este museo, inaugurado el 4 de noviembre de 2017, dos meses después de la visita del Papa, se ha convertido en un espacio de encuentro y reflexión para los colombianos, promoviendo valores como la inclusión, convivencia, tolerancia, equidad y respeto por la libertad de cultos.

La exgobernadora recordó que una de las cosas más difíciles fue guardar el secreto que la confesó monseñor Oscar Urbina, dos meses antes de que la noticia se conociera, sobre la visita de Francisco a la capital del Meta. Una vez supo, ni su familia podía saber.

Amaya también destaca el impacto espiritual de la visita del Papa Francisco: «Recordar que, su Santidad vino a acompañarnos a dar el primer paso, decir sí a la reconciliación entre los colombianos, también con la naturaleza. La reconciliación junto con inclusión y equidad fueron los tres pilares de mi programa de gobierno. Entonces, ese mensaje, desde el mismo momento que me oficializan que vendría a Villavicencio el Papa Francisco, me llenó de esperanza, y con mucha fe y entusiasmo emprendimos un trabajo colectivo que nos llevó seis meses de preparación no solo de la logística sino a nivel espiritual.»

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Por su parte, Juan Guillermo Zuluaga, coordinador general de la visita del Papa a Colombia, recordó la magnitud del evento y los desafíos que implicó su organización. «Todo fue un enorme desafío. La visita del Santo Padre a Colombia ha sido quizá el evento más importante de las últimas décadas, además no existen antecedentes de concentraciones más multitudinarias en la historia del país. Fueron millones de personas en cada una de las cuatro ciudades visitadas«, señala Zuluaga.

La coordinación entre diversas instituciones, incluyendo el equipo de El Vaticano, la iglesia, la Fuerza Pública, las alcaldías y los organismos de socorro, fue fundamental para el éxito del evento. «Me acuerdo que el embajador de Colombia en El Vaticano dijo que fue una de las visitas mejor organizadas, eso nos mereció un reconocimiento especial como país«, añadió Zuluaga.

“Recibir del Santo Padre su bendición, mi vida espiritual tiene un antes y un después. Es una maravilla de Dios. Debo decir, que luego de la visita de su Santidad, acogiendo los mensajes que nos trajo y los temas que durante su gobierno papal ha liderado Francisco, una primera práctica fue propiciar el diálogo inter religiones y lograr algunos acuerdos en torno a la libertad de cultos que dejamos enmarcados en la Política Pública Integral de Libertad Religiosa y de Cultos, la creación del Consejo Departamental de Asuntos Religiosos y la declaración del 3 de octubre como Día Departamental de la Libertad Religiosa y de Cultos”, sostuvo Amaya.

Por su parte Zuluaga indicó “como católico creo que es una experiencia muy difícil de describir por todo lo que emocionalmente encierra. Estar todos los días al lado de Su Santidad y hacer parte de ese equipo maravilloso es indescriptible. En lo profesional es tal vez uno de los logros más destacados”, afirmó.

Ambos protagonistas coinciden en que la sensación personal de estar cerca al Pontífice es inolvidable, ya que se siente la presencia de que él está junto a Dios. La visita del Papa Francisco a Villavicencio no solo marcó un hito en la historia de la región, sino que también dejó un legado de esperanza, reconciliación y paz que perdurará en la memoria de todos los colombianos.