Meta, en el ‘eje del mal’ | Editorial

Hace 15 meses la figura del presidente Gustavo Petro se convirtió en un símbolo de cambio y renovación en la política colombiana. Su ascenso al poder fue un hito en la historia del país, y el liderazgo de su discurso de posesión generó en ese momento un nuevo sentido de unidad entre los colombianos.

Luego del estallido social y tanta polarización política en campaña, el mandatario nacional fue considerado como un símbolo de la unidad de todo el país. En una Nación tan diversa como Colombia, la unidad es esencial para avanzar y superar los desafíos que enfrentamos.

Sin embargo, esa intención inicial de su discurso se fue desdibujando y hoy sus trinos e intervenciones tienden más a la división de la población y a exacerbar los ánimos que a unir y formar consensos. El 30 de octubre, al otro día de los resultados de las elecciones, publicó un mapa con los gobernadores amigos y “de oposición”, como una respuesta al análisis de los comicios que dejaron mal parado a los partidos de su Gobierno.

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En esa división partidista del Presidente, al departamento del Meta lo ubicó en el ‘eje del mal’ colombiano, al ser del combo de los opositores a su mandato. El tema no puede pasar simplemente como una anécdota. Ya Petro se reunió con el grupo de gobernadores electos afines a su proyecto político y obviamente quedó por fuera Rafaela Cortes Zambrano, apoyada en su camino a la Gobernación por Centro Democrático y Cambio Radical, entre otros partidos de derecha. 

Aunque la gobernadora electa del Meta dijo que construirá “puentes de entendimiento” con la Presidencia de la República, lo cierto es que, producto de la nueva división política de Petro, empezó con pie izquierdo y tendrá que ser más hábil en el manejo de sus relaciones con la Casa de Nariño, para que su Plan de Gobierno pueda ser apoyado financieramente desde el nivel central.

Aunque si bien estos últimos 15 meses tampoco hubo gran diferencia de apoyo a Villavicencio teniendo como alcalde aliado a Felipe Harman, Petro está dispuesto a tener un respaldo político entre los mandatarios regionales de sus afectos en los siguientes tres años. Ojalá nos equivoquemos, pero si es así, Meta y su capital tendrán que remar más fuerte y contra la corriente pues Alexander Baquero, de claro tinte conservador, tampoco tendría mucho eco ante el Gobierno Nacional.

Por el bien de la región, ya sumida en un retraso histórico por el abandono del estado, esperamos que la administración del presidente Petro, a pesar de las diferencias, sea una puerta para el desarrollo del territorio y sus comunidades y, en eso, todos los metenses tenemos un papel por desempeñar.

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