Que entre ‘El Diablo’ y elija | Editorial

Periódico del Meta denunció el pasado viernes la tenebrosa influencia que tiene alias ‘El Diablo’ en las comunas 3 y 4 de Villavicencio, donde viene haciendo, abiertamente, una labor de constreñimiento a los ciudadanos para que hagan proselitismo político, únicamente por candidatos y candidatas que él respalda.

A pesar de que varios delegados de partidos y asistentes en los comités de garantías electorales lo han de denunciado, las autoridades insisten en decir que oficialmente no han recibido notificaciones, pese a que todos saben de quién se trata y lo que está haciendo en los barrios del dique del río Guatiquía y sus alrededores.

Decir a favor de quiénes hace campaña sería estigmatizar a los equipos de trabajo de esos aspirantes, que deben ir hasta los barrios a repartir volantes, gracias a la autorización del amo y señor de la zona. Lo cierto es que, como lo menciona el artículo de PDM, las zonas de influencia delictiva de El Diablo deben votar a Concejo, Asamblea, Alcaldía y Gobernación, por quienes él ha indicado.

No cabe en la cabeza de la ciudadanía honesta que un personaje como un cabecilla del microtráfico en la ciudad, libre por vencimiento de términos, quede con poder político en cualquiera de esas instancias de decisión. Guardando las proporciones, sería como cuando Pablo Escobar resolvió influir en el Congreso gracias al poder económico ilegal que ya tenía por esa época. 

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Se debe recordar que para que en el 2021 pudiera ser capturado, tuvieron que venir varios equipos especiales de la Policía Nacional a la capital del Meta, pues cada vez que se montaba un operativo para aprehenderlo, la información se filtraba y terminaba escapándose; esto da una dimensión de lo que significa el poder desde la ilegalidad, el cual ahora podría tener respaldo desde las instituciones.    

Ante los ojos de Villavicencio, la influencia de la delincuencia organizada usa su poder y recursos para influir en los resultados electorales, lo que llevaría a la elección de personas corruptas, que sin duda otorgarán favores políticos y de protección contra la aplicación de la ley. 

Debemos reconocer que el tráfico de drogas es un serio problema de violencia y delincuencia entre los villavicenses; especialmente la juventud es vulnerable a sus consecuencias y es un negocio que necesita de controles, mientras se define su legalización o no. 

Pero más allá de esto, que con el tiempo puede convertirse en una anécdota más de las elecciones, la pregunta que queda es la que desde siempre ha rondado a los poderes políticos y la Policía: ¿cuáles son las dinámicas sociales que existen para que haya connivencia, complicidad, entre los actores legales e ilegales en una ciudad?

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