Trampa y meimportaunculismo | Opinión

Por Nelson Augusto López

Consultor

Una persona sale del puesto de votación, pasa por la larga fila que espera afuera, se encuentra con unos amigos, alza el par de muletas que lleva y exclama con satisfacción y alegría: ¡Esto nunca falla! Por supuesto, no tiene impedimento físico y ha utilizado las muletas para despertar compasión y abrirse paso para votar. No siente pena ni remordimiento.

Seguramente es de las personas que evitan filas en los bancos y otras entidades utilizando muletas, caminadores y bastones. No sé cómo se llamarán en psicología, pero son tramposos sociales que despiertan rechazo en algunos y admiración cómplice en otros que comparten la avivatada.

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Seguramente, ese comportamiento poco ético se traslada a las familias. No sería raro ver a los hijos haciendo trampa con el chancuco o el ‘acordeón’ en los exámenes en las entidades educativas y sea visto también como una actitud heroica que disfrutan. No hay culpa entre los herederos de las muletas.

Tampoco se arrepintió Fred Lorz de la trampa que hizo para ganar la maratón de los Juegos Olímpicos de 1904, pues buena parte del recorrido lo hizo en carro, fue ovacionado y cuando lo descubrieron dijo, sin pena, que era una broma no un engaño.

No es por justificar estos comportamientos, pero en la naturaleza casos se ven. Aves como los mirlos depositan sus huevos en nidos ajenos de otras especies para librarse de la cría de los polluelos. Peces que esconden sus preferencias por las hembras para eludir la competitiva fila de machos.

El ‘meimportaunculismo’, un término vulgar, refleja también comportamientos sociales sin ética. Es actuar sin importar el daño que se hace a los demás. En Villavicencio hay ejemplos clásicos:  vehículos y bolardos en los andenes y peatones en las calles.

Difamar en redes sin medir el daño que se hace a las personas es otra forma del ‘meimportaunculismo’, de la calumnia algo queda. La propaganda negra que vemos en las campañas es otro ejemplo de ello.

Estos temas, menores para algunos, alejan la construcción de una sociedad solidaria y ética.

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