Editorial | En la puerta del horno
- Publicado en Mar 12, 2021
- Sección Columnistas
Este sábado se cumple el primer año de haberse presentado el caso 1 de covid-19 en el Meta. Desde aquel 13 de marzo del 2020, tuvimos que acostumbrarnos a que muchas cosas debían ajustarse en nuestra cotidianidad, a cambio de mantener el virus alejado.
Muchos, aunque quisieron, no lo lograron y la batalla la perdieron ante la letalidad del virus que despertó enfermedades dormidas en cada cuerpo.
Sin embargo, desde la aparición de la vacuna en el país y el inicio de las etapas de inmunización en la región, es evidente el relajamiento en las normas de bioseguridad que nos han acompañado estos 12 meses, para pasar a un estado en el que parece ser que el “virus desapareció” de la noche a la mañana.
La reapertura del comercio creó un sendero peligroso para transitar y en el que varios epidemiólogos han advertido sobre un segundo pico de contagios. Se piensa que la pandemia desapareció y ya podemos retomar nuestra vida de antes de la llegada del virus a la región, pero si bien las cifras de contagios han bajado, esto ya ha pasado en otras ocasiones.
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El comportamiento del virus parece engañar, pues son varias las ocasiones en las que bajan los casos y luego regresa con más impulso. De hecho, al cierre de esta edición el país volvió a reportar 4.500 contagiados en un mismo día en todo Colombia, tras varias semanas que estuvo por debajo de ese indicador.
El epidemiólogo de la Cruz Roja y consultor de Periódico en el Meta, Jairo Ospino, ha dicho que ante la llegada de la Semana Santa puede haber comportamientos facilitadores de contagios, como sucedió con la época de vacaciones de fin de año.
La aplicación de las vacunas no ha sido tan ágil como se esperaba, por lo que la inmunidad de rebaño será difícil conseguirla antes de que termine este año. Hay muchas personas expuestas al virus que podrían ser contagiadas, no presentar síntomas pero contagiar a otras más vulnerables.
No debemos olvidar que además de las dos nuevas cepas que rondan por el mundo, siempre hay la posibilidad de que se creen nuevas variantes del virus, y dependemos siempre de que las vacunas que ya se están aplicando funcionen y la mayor cantidad de personas queden inmunizadas para evitar amenazas.
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De manera coloquial lo dijo el doctor Ospino: “para evitar que en la puerta de horno se queme el pan, el autocuidado cobra mayor relevancia”.
Y como lo decíamos hace un año en estas mismas páginas: si queremos volver a la normalidad incluyendo las malas prácticas ambientales, no será ninguna “nueva” normalidad sino la repetición de los errores que nos llevó a esta situación en la que todos perdimos un año de nuestras vidas.
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