viernes, 19 de abril de 2024
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Consumo alimentario y su impacto en la naturaleza


Consumo alimentario y su impacto en la naturaleza 1
RP
Redacción PDM

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La manera en que consumimos alimentos se ha convertido en una de las principales amenazas para el medio ambiente. El 80% de las especies de mamíferos y aves clasificadas como cercanas a la extinción por la UICN están amenazadas por la forma en que comemos.

En el Día Mundial de la Alimentación, WWF Colombia (Organización Conservacionista Independiente) hace un llamado a comprender la estrecha relación que la alimentación tiene con la naturaleza, e invita a los colombianos a comer local, más variado y a evitar el desperdicio a través de sencillas acciones.

La producción de alimentos utiliza el 34% de la tierra y el 70% del agua dulce disponibles, pero al tiempo impulsa la deforestación y la conversión de ecosistemas naturales, la pérdida de biodiversidad y la erosión del suelo. Así mismo, genera el 29% de las emisiones de gases efecto invernadero globales, responsables del cambio climático.

Frente a las nuevas alternativas y necesidades de alimentación, existen guías básicas que pueden contribuir a mejorar y mitigar la manera en que recibimos diferentes alimentos, adoptando conciencia ambiental.

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Para WWF Colombia, una forma de hacerlo es realizando compras de alimentos locales, ya que “al preferir alimentos producidos en Colombia, y de preferencia producidos o cultivados lo más cerca de casa, y con buenas prácticas, se puede reducir la generación de emisiones de gases efecto invernadero, aquellos que calientan al planeta y causan el cambio climático, sólo basta pensar en las emisiones de barcos, camiones y aviones que atraviesan el mundo para transportar alimentos de un lado a otro.”

Por eso, es recomendable que las personas, antes de comprar un producto, se cuestionen sobre la procedencia del mismo, y que, al visitar un restaurante, se elijan platos que contengan ingredientes colombianos u orgánicos, así como hacer uso de las iniciativas que conectan a clientes con productores locales, como los mercados campesinos.

Una segunda forma de contribuir al medio ambiente, a través de lo que consumimos, es variar los alimentos; según WWF Colombia, desde inicios del siglo 20, cerca del 75 % de la variedad de cultivos del mundo ha desaparecido de los campos de los agricultores y sólo nueve representan el 66% del total de la producción agrícola. Aunque el hombre ha llegado a cultivar al menos 6.000 especies de plantas, los principales cultivos globales son sólo tres: arroz, trigo y maíz. Esta forma poco variada de producción implica un mayor desgaste para el suelo y sus nutrientes, la pérdida de variedades de alimentos y la cultura en torno a ellos.

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Por eso, la importancia de que los seres humanos incluyan más frutas y verduras en su alimentación diaria, lo recomendado son 400 gramos, según los expertos, estos deben ocupar al menos la mitad del plato. Así mismo elegir más alimentos frescos y menos procesados, pues estos requieren de menos recursos para producirse y, a su vez. apoyar a los campesinos que cultivan variedades diferentes de un alimento; de esta manera se estaría rescatando semillas y alimentos que de otra forma podrían desaparecer.

Finalmente, pero no menos importante, el no desperdiciar comida se convierte en una acción esencial ante esta problemática, El Departamento Nacional de Planeación (DNP) calculó que cada año en el país se pierde o desperdicia el 34% de los alimentos producidos. En una reciente investigación realizada por WWF en 8 ciudades del país, un 31,6% de los encuestados, manifiesta no desechar comida, afirmación que parece contrastar con la realidad, pues según cifras del DNP el desperdicio en los hogares colombianos se calcula en 1,5 millones de toneladas anuales, equivalente a 32 kilos per cápita.

Frente a este panorama, el hecho de comprar alimentos frescos como frutas y verduras con más frecuencia, en vez de una gran cantidad, ya que esta es la comida que más se desperdicia en Colombia, ayudará en la disminución de comida desperdiciada. También sirve aprender la manera adecuada de almacenar los alimentos frescos. Por ejemplo, los bananos deben almacenarse lejos de otras frutas para retrasar su maduración y, en lo posible, colgados.

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Seguido, se puede también reducir las porciones y permitir que cada miembro de la familia se sirva directamente, de acuerdo a su apetito. Y, si al visitar un restaurante sobra comida, siempre se debe pedir para llevar, percatándonos de no llevarlos en recipientes de icopor o cualquier otro material perjudicial para la naturaleza.

Aunque no existe una sola manera de alimentarse sosteniblemente, ya que la geografía, la cultura, la tradición, la disponibilidad y la asequibilidad influyen en las elecciones que cada persona hace a la hora de comer, sí es fundamental que los colombianos, y la población en general, adopten buenas practicas alimentarias que aporten positivamente al planeta.

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