La ciudad del mañana

La discusión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) es la oportunidad real para tener otra ciudad. Es determinante como instrumento de desarrollo, en el que la administración municipal, el concejo, los gremios económicos y la ciudadanía tienen la obligación de tomar, por fin, decisiones frente a temas que se han venido aplazando.

¿Dónde debe quedar la cárcel? ¿Hacía qué lugar deben trasladarse los molinos de arroz? ¿Cuál debe ser la zona industrial de la ciudad? ¿Cómo vamos a garantizar el agua de Villavicencio en los próximos 50 años? ¿Qué pasará con comunidades en zonas de riesgo como La Nohora? ¿Cómo planear nuevas vías para las zonas de crecimiento urbano?

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Las respuestas a esas preguntas se han venido aplazando a lo largo de los años y han creado tal incertidumbre frente al desarrollo de la capital del Meta que la inversión de multinacionales o la llegada de nuevos capitales que dinamicen la economía parece imposible bajo las actuales circunstancias. No hay reglas de juego claras que permitan dar ese salto que necesitamos para disfrutar de una ciudad moderna y sostenible.

No es una utopía, ciudades como Bucaramanga, Montería o Barranquilla, son ejemplos de cómo con voluntad y políticas bien aplicadas se pueden transformar ciudades en, relativamente, pocos años. En los últimos cuatro lustros estas capitales pasaron de tener alcaldías cuestionadas, politiquería rampante y desgreño administrativo a poseer industrias, dinamismo comercial y tener tasas de desempleo casi siempre entre las menores del país.

Por el contrario. en los últimos cinco años Villavicencio ha estado entre los índices de competitividad más mediocres del país y en parte es porque no hemos encontrado esa vocación de ciudad, que impide generar los ecosistemas económicos ideales. Las consecuencias saltan a la vista: inseguridad, pobreza, desempleo, falta de vías y un largo etcétera.

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La voluntad del concejo será muy importante para hacer un debate sano, de fondo y analítico, lejos de los intereses particulares que puedan rondar este documento. Los gremios como el de la construcción, los turísticos y los comerciantes, entre otros, también deben propender por defender sus intereses, pensando en una ciudad que sea sostenible en el futuro; mientras que la academia será crucial en los insumos que pueda aportar a la discusión y las posiciones que con carácter técnico e investigativo asuma.

Por estas razones es que como villavicenses deberíamos participar de manera activa en el estudio del POT, estar al tanto de los avances, velar porque sea diáfano e incidir positivamente en su planteamiento, pues tal vez nuestros hijos disfruten mañana, la ciudad que imaginemos hoy.

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