Más allá de un helado

Cristian Felipe Fernández García, de 33 años, es administrador de empresas y amante del deporte; es el cerebro detrás de ‘Topics’, una propuesta de Villavicencio.

La historia de Cristian como emprendedor comienza desde temprana edad. En el colegio, ya mostraba su chispa emprendedora vendiendo dulces y delegando tareas a estudiantes de grados diferentes para obtener comisiones. En la universidad, adquirió una franquicia y más tarde incursionó en la venta de pulseras de oro. Su trayectoria laboral incluyó roles en el sector público, específicamente en la gobernación y la Unidad de Víctimas en Bogotá.

“La franquicia se la compré a una amiga mientras estaba en la universidad, el problema es que solo tenía tiempo de dedicarle al proyecto los fines de semana. Entonces, cuando tú no tienes el control del negocio y no estás ahí al 100%, suceden cosas. Ya se estaba volviendo un dolor de cabeza y no algo que estuviera disfrutando. En lo de las pulseras de oro, fue recién salí de la universidad junto a dos amigos, el oro lo traíamos de Panamá, y una persona que era artesana, a quien le pagábamos, tejía las pulseras. ¿Qué sucedió con eso? No supimos administrar el negocio, debimos ser más responsables y disciplinados. De ahí en adelante trabajé en el sector público”, indicó Fernández.

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Sin embargo, la inestabilidad del sector público lo llevó a buscar nuevas oportunidades. Aunque reconocía las dificultades económicas y logísticas de emprender en Villavicencio, su visión de crear algo diferente lo impulsó a aventurarse en el mundo empresarial.

“Trabajar en el sector público como contratista es bueno, tienes disposición de tiempo, es bien pago, pero una de las razones que impulsó a emprender fue que me cansé de que cada cuatro años con nuevas administraciones, todo cambia, no hay nada seguro; el tema político es harto en ese sentido. Entonces, no seguí por esa línea porque al final nada es tuyo. Con el emprendimiento, si te va mal pues vendes y recuperas algo y montas otra cosa, en cambio en el sector público si cambian de administración y no estás ahí, no tienes nada que hacer”, señaló el empresario.

La inspiración surgió hace cinco años de sus experiencias familiares en Tailandia, donde descubrió una propuesta de heladería que podría funcionar. Lejos de conformarse con la oferta tradicional, decidió hacer algo innovador. Con una visión clara de exportar la marca a otras ciudades, se esforzó en desarrollar un branding distintivo y atractivo. A pesar de los desafíos, la pandemia se convirtió en un punto de inflexión para la empresa y las redes sociales, un aliado fundamental durante el confinamiento.

“Como siempre se proyectó a ser una marca diferente, le apuntamos a las redes sociales. En pandemia, la gente estaba en su celular todo el tiempo, entonces veían el producto y como los restaurantes tenían la ventaja de trabajar a puerta cerrada, teníamos la posibilidad de despachar por domiciliarios”, expresó el joven llanero.

Pese a la dedicación que tiene con su negocio, este le ha costado tiempo de su vida personal. “He sacrificado demasiado tiempo; estar en el rubro de los restaurantes es demandante, un empleado cumple un horario, pero detrás de bambalinas el dueño debe cumplir otras cosas. Por ejemplo, he dejado de compartir con mi familia”.

Cristian no solo ha conquistado el paladar de su ciudad natal, sino que también ha demostrado que, incluso en momentos difíciles, un enfoque innovador puede llevar a un negocio a nuevos horizontes.