Tatuajes: expresión, arte y rebeldía
- Publicado en Mar 18, 2022
- Sección Contenidos especiales
Desde la antigüedad se han distinguido estas expresiones como un arte, una cultura que refleja sentimientos, calamidades, emociones, entre diferentes gustos que le permita a la persona identificarse alrededor de una imagen o una frase.
Por Sebastián Mojica / Especial Periódico del Meta
“…Ni imprimiereis en vosotros señal alguna.”
Aunque de esta manera el libro Levítico de La Biblia prohíbe los tatuajes y los piercing, lo cierto es que estas han dejado de ser un tabú y ciudades como Villavicencio han tenido un auge tanto en el número de personas que los usan, como los negocios dedicados a estas prácticas que ya no son una moda y forman parte de una expresión.
“Villavicencio, a pesar de ser grande, aún es muy conservadora y pequeña en cuestión de infraestructura, aun así, esta ciudad ha tenido una proyección importante, donde hasta gente de otros lugares viene a tatuarse acá, convirtiendo el municipio como eje central de este arte”, afirmó Alejandro Beltrán, tatuador llanero con más de nueve años de experiencia.
Los tatuajes, que en la antigüedad tenían una marcada tendencia religiosa, en las creencias no cristianas, con el tiempo se convirtieron en símbolo de pertenencia a un grupo. Para Beltrán, desde hace unos seis años esta cultura ha tenido un avance significativo en la capital del Meta lo que hace que la gente deje un poco el estigma de que el tatuaje es una representación criminal u oscura.
La práctica también se ha fortalecido a raíz del trabajo que las mujeres han ejercido en esta industria, permitiendo que esta cultura tenga amplitud de géneros y se desenvuelva en un entorno diverso.
“Esto se trata de tener oportunidades, y claramente las hemos aprovechado, somos capaces de generar una disciplina y aprender en diferentes ámbitos, además, es importante la influencia que han tenido las mujeres en los últimos años”, dijo Angélica Carpio, tatuadora con más de cinco años de experiencia.
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Sin embargo, no es un secreto que aún cierta parte de la sociedad considera el tatuaje como una representación criminal, rebelde y hasta satánica. De estos prejuicios han nacido referencias que inculcan un pensamiento negativo a este tipo de arte, llegado el punto de tomar una posición de señalamiento y rechazo por tener tatuajes, generando así una actitud excluyente.
“Muchas veces lo catalogan a uno de prostituta o ladrona, no falta la persona que ve esta cultura como ir en contra de la religión o sus creencias, simplemente te apartan por tu apariencia física. Tuve experiencias desagradables en lugares donde trabajé; son situaciones sociales que han disminuido, pero que, sin embargo, no dejan de afectarte como mujer”, sostuvo Angélica Carpio.
Los riesgos
Según la medicina, las complicaciones de un tatuaje derivan de prácticas como reutilizar una aguja o usar tinta contaminada, usadas en el proceso de tatuado de otra persona. En este caso no solo existe el riesgo de que se inoculen bacterias, sino existe una potencial exposición a virus como las distintas variantes de hepatitis, VPH (virus de papiloma humano), el VIH, incluso algunos tipos de hongos”, aseguró el médico Eric González.
El país no ha legislado al respecto, por lo cual no hay lineamientos claros para los negocios de tatuajes, salvo los protocolos básicos de bioseguridad mínimos que incluyan, entre otras cosas, tipos de pigmentos y calidad de estos, siendo seguros para la aplicación en humanos. Las secretarías de salud locales son las encargadas de hacer control sobre los establecimientos.
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“Revisar siempre el establecimiento, los tipos de trabajo, los elementos que usan, todo parte también de que la persona este prevenida al momento de tatuarse, las condiciones de asepsia, la técnica y experiencia, y el protocolo con que maneje los accidentes de riesgo biológico (quien hace el tatuaje se expone a una lesión durante el proceso)”, sostuvo el médico González.
Tatuajes en menores
Aunque desde el 2006 existe una iniciativa para prohibir que los menores de edad no pueden tatuarse por cuenta propia y que deben contar con un permiso escrito y autenticado en la notaría por sus padres de familia para la realización de un tatuaje, esto no se cumple.
“Siento que no hay una contundencia en respetar la ley, los establecimientos no deberían tatuar a menores de edad sin nuestro consentimiento, aun así, nuestros hijos llegan tatuados y no queda más que aceptar la situación, debería existir un control más rígido en los puestos autorizados donde se respeten los respectivos protocolos”, afirmó Raquel Montenegro, madre de familia.
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