miércoles, 9 de octubre de 2024
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Virginia Rocha, llanera de pura cepa


RP
Redacción PDM

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‘La Corocora del Llano’ no necesita presentación porque ya se convirtió en una cantante y coplera que es ícono de la música llanera en la región.

Desarrolló su talento artístico cantando entre los corrales de las vacas en las madrugadas, mientras asistía al ordeño. Un nacimiento artístico muy campesino.

Virginia Rocha es una mujer nacida y criada en la zona rural de El Castillo, orgullosa de su Ariari del alma, la región que la vio crecer como artista. Esta apasionada cantante llanera tiene muy claro su valor de ser mujer llanera, características que le permiten redundar en el sentimiento por su familia y lo que ha logrado como artista.

Llanera en todo el sentido de la palabra, creció en el campo hasta el punto de ser víctima del conflicto, pues vivió la muerte de su padre por parte de un grupo al margen de la ley lo que ocasionó su desplazamiento a los 16 años, con toda su familia, hacia el Casanare.

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Inició su carrera concursando en canto: “ganando y perdiendo, pero aprendí más de las derrotas que de los triunfos”, recuerda. Como llanera forjó su temple, su carácter, lo que la hizo una ‘mujer berraca’ que destaca como amante de los caballos y jinete.

Virginia Rocha, llanera de pura cepa 1

“No conozco la pereza, me siento una mujer típica del Llano, auténtica y campesina”, dice esta mujer que también pasó por las aulas de clases para ser tecnóloga en contabilidad, mercadeo y secretariado comercial.

Ese trabajo y entusiasmo por lo que hace la han llevado a participar en los más destacados eventos folclóricos en Arequipa (Perú), Panamá, la Provincia de Holguín y La Habana, en Cuba, en los estados de Michoacán, Guanajuato y Jalisco en México, y en varias municipalidades de la provincia de Córdoba, en Argentina.

Quienes la conocen afirman tiene una personalidad y carácter bien definido y que a pesar de su temperamento, no pierde su sonrisa y le gusta reír constantemente.

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“Soy una persona sincera y no temo alzar la cuando algo me disgusta en el momento justo, sin usar malas palabras. De allí viene la sinceridad de una relación, ya sea sentimental, de amistad o compañerismo, de vecinas, con las personas del municipio o donde yo me encuentre”, afirma la artista.

Virginia es una mujer creyente que aprovecha cualquier oportunidad para trabajar con alegría, por lo que parte de su éxito es hacer las cosas con amor. Una de sus pasiones, además de cantar, es cocinar y cree que es inaudito cuando alguien se mete a hacer algo de mala manera.

En la música

“Mi gusto venía en los genes, mis abuelos tocaban bandola, guitarra, flauta, cantaban, y en las parrandas campesinas, ellos alegraban las fiestas en la vereda. Es una genética musical heredada de mis abuelos y viene en la sangre”.

Así, explica Virginia el ADN de su música y recuerda que su primera oportunidad cantando la logró en 1979, durante el evento llamado ‘El año internacional del niño’, un concurso de la Arquidiócesis de Granada que realizaba entre estudiantes de las escuelas de veredas, los corregimientos y las inspecciones, por lo que Virginia decidió participar por primera vez en canto, resultando ganadora.

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Afirma que su inspiración viene de sus sentimientos: “cuando siento despecho o un guayabo pasajero (risas), compongo muchos joropos al Llano o también describo lo que soy para que la gente me conozca más, mi idiosincrasia campesina, mi personalidad recia, altanera, auténtica, criollita.

“Todo me gusta del Llano, me gusta, me encanta, me enloquece (risas). Su gente, sus costumbres, su idiosincrasia, su gastronomía, su fauna, su flora, sus paisajes y morichales, todo lo que es el campo me fascina”, reitera con alegría Virginia, quien reconoce que pocas veces le ha escrito al amor, sin embargo su tema ‘Quisiera ser’, es de su autoría y es querendona.

Virginia Rocha, llanera de pura cepa 2

Amante del trabajo de Llano, dice que su afición por estas prácticas se debe a que su crianza se dio en el campo, por lo que indudablemente ama el folclor: “me crié fregando con las vacas marantas, ordeñando de madrugada, fregando con los becerros, con los pollitos, perros, marranitos, que es el laboreo de la mujer campesina”.

Muchos de sus seguidores ya también la han visto participar como coleadora, aunque también torea, monta muy bien a caballo, enlaza y hasta sabe manear una res.

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Ella manifiesta que las llaneras tienen una espontaneidad única, que se expresan siempre con refranes, por lo que se apoya en estos al cantar e interpretar: “nos referimos a algo por medio de dichos llaneros y eso hay que mantenerlo”.

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